* El bullicio mediático provocado por la propuesta de AMLO de una Constitución Moral, es una muestra de ignorancia generalizada
Gregorio Ortega Molina
Los políticos de hoy olvidan o carecen de referentes inmediatos de su reciente pasado. Tampoco tienen idea de dónde están parados, ni del tamaño del agravio que ellos mismos y sus antecesores han sembrado en la sociedad que gobiernan. Sus paradigmas o están fuera de contexto, o son extranjeros.
El bullicio mediático provocado por la propuesta de AMLO de una Constitución Moral, es una muestra de ignorancia generalizada. Creo conocer el nombre del que vendió al candidato presidencial de MORENA esa idea, porque fue durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez que Porfirio Muñoz Ledo abordó el tema y trabajó un texto para morigerar la cleptocracia.
Pero fue hasta fines de los ochentas que Javier Wimer Zambrano convenció al encargado del despacho de la SEP, para una reedición de la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, que de eso se trató seguramente lo que Muñoz Ledo le propuso y AMLO convirtió en Constitución.
Recupero para los lectores el resumen preparado para que Miguel González Avelar aceptara la reimpresión de ese magnífico texto escrito por Alfonso Reyes.
Jaime Torres Bodet, durante su primera gestión como secretario de Educación Pública con Manuel Ávila Camacho (repite en el puesto durante el sexenio de Adolfo López Mateos), le pidió a Alfonso Reyes que escribiera un mensaje relacionado con los valores morales que se deberían de promover en las escuelas mexicanas. Reyes lo llamó Cartilla Moral.
En su primera lección indica que el hombre debe educarse para el bien; define la moral con estas palabras: “Podemos figurarnos la moral como una constitución no escrita, cuyos preceptos son de validez universal para todos los pueblos y para todos los hombres. Tales preceptos tienen por objeto asegurar el cumplimiento del bien, encaminando a este fin nuestra conducta”.
Afirma que “el bien no debe de confundirse con nuestro gusto o nuestros deseos. El bien es un ideal de justicia y de virtud”.
También presenta un resumen de sus grandes recomendaciones que deberíamos de internalizar todos los mexicanos:
Primero: El respeto a nuestra persona, en cuerpo y alma. “El respeto a nuestro cuerpo nos enseña a ser limpios y moderados en nuestros apetitos naturales. El respeto a nuestra alma resume todas las virtudes de orden espiritual”.
Segundo: El respeto a la familia. “Este respeto va del hijos al padre, y del menor al mayor. El hijo y el menor necesitan ayuda y consejo del padre y del mayor. Pero también el padre debe de respetar al hijo, dándole sólo ejemplos dignos”.
Tercero: El respeto a la sociedad humana en general y a la sociedad particular en la que nos toca vivir. “Esto supone, desde luego, la obediencia a las costumbres consideradas como más necesarias”.
Cuarto: El respeto a la patria. “El amor patrio no es contrario al sentimiento solidario entre todos los pueblos. Es el campo de acción en que obra nuestro amor a toda la humanidad. El ideal es llegar a la paz y armonía entre los pueblos”. Cabe recordar el mensaje de don Benito Juárez del 15 de julio de 1867: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Quinto: El respeto a la persona humana. “Cada persona es como nosotros. No hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan. La más alta manifestación del hombre es su trabajo. Debemos de respetar los productos del trabajo. Romper vidrios, ensuciar paredes, destrozar jardines, tirar a la basura cosas todavía aprovechables son actos de salvajismo o de maldad”.
Sexto: El respeto a la naturaleza que nos rodea. La tierra y cuanto hay en ella forman la casa del hombre. El cielo, sus nubes y sus estrellas forman nuestro techo. Debemos cuidar las cosas, las plantas, los animales domésticos. Todo ello es patrimonio natural de la especie humana. Aprendiendo a amarlo y estudiarlo vamos aprendiendo de paso a ser más felices y más sabios”.
Reyes insiste en tener una nueva cultura: “El bien nos obliga a obrar con rectitud, a decir la verdad, a conducirnos con buena intención”; pero también nos insiste que debemos “ser aseados; decorosos; corteses y benévolos; laboriosos y cumplidos con el trabajo; respetuosos con el prójimo; solícitos en la ayuda que podemos dar”. Asimismo, “el bien nos obliga a ser discretos, cultos y educados en lo posible”.
Finalmente hace una propuesta de lo que él cree es el amor: “El amor a la mirada humana es una prenda de que la persona ha alcanzado un apreciable nivel de bien. Aquel en que se confunde el bien, la belleza, la obediencia al mandamiento moral y el deleite en la contemplación estética. Este punto es el más alto nivel que puede alcanzar, en el mundo, el ser humano”.
En resumen, los hábitos que debemos de promover en nuestra familia y en nuestra comunidad de acuerdo a la Cartilla Moral de Alfonso Reyes son:
1.- El respeto a nuestra persona.
2.- El respeto a la familia.
3.- El respeto a la sociedad humana en general, y a la sociedad particular en que nos toca vivir.
4.- El respeto a la persona humana.
5.- El respeto a la naturaleza que nos rodea.
Como puede colegirse, lo que propone AMLO está lejos de ser una gracejada. Obviamente debió citar la fuente original, referirse a Alfonso Reyes y a la actualización de su Cartilla Moral, porque al no hacerlo, él mismo da al traste con su lema de la honestidad valiente.
Pero todos lo que criticaron esa posición, son los que prefieren el río revuelto, para que nada los contenga en sus fechorías, porque ninguna moral pueden ni deben compartir con sus hijos y otros familiares.
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