La soberanía y la autonomía son conceptos demasiado serios, como para dejar que cualquiera los manosee. No obstante, el sistema, pacato y pudibundo, los maneja dentro de sus afanes electorales, en la Agenda ñoña de sus patadas de ahogado. Manda a sus perros de presa de los medios impresos y radioeléctricos a inmolarse por defender siempre una autonomía a contentillo.
Se escandalizan porque al grito de “Fuera Narcos de la UNAM”, no siga el de “Adelante los Juanes“, igual que cuando al traidor Zedillo se le ocurrió impulsar la candidatura de Paco Labastida atrapando con la soldadesca a El Mosh para quitarle la posesión del Auditorio Justo Sierra, interrumpiendo una tradición casi secular.
En el caso de la defensa territorial de la UNAM, un asunto de conciencia histórica de los mexicanos, así como en los otros asuntos de universidades de provincia que han sido penetradas con gandules administrativos en las Contralorías internas, deben imperar otros criterios. Muchos de los cuales no son siquiera imaginables sin proteger los recintos territoriales.
Sangre y denuedo para conseguir la autonomía universitaria
Debemos voltear a ver lo que sucedió en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, cuando sus autoridades sufrieron la intromisión de un francotirador de auditorías engañosas enviado por la Legislatura local para asegurar un control inexistente y vacuo sobre el manejo de esa Casa de Estudios.
Debemos recordar también que la autonomía universitaria, lograda bajo el régimen de Emilio Portes Gil, se logró luchando también contra la represión policíaca y militar que pretendió horadarla. Los bravos estudiantes y autoridades de aquél entonces lograron lo imposible a base de luchar por lo posible.
Alejandro Cerisola, subsecretario de Puig Casauranc en la SEP, redactó el proyecto que daba la autonomía de la UNAM no sin dejar de reconocer el impulso que en sangre y denuedo habían desarrollado los miembros de la comunidad universitaria, que no hacían sino pelear por una conquista que ya había sido posible en Argentina.
Desde entonces, la defensa territorial de la autonomía universitaria es un asunto de memoria histórica, un tópico que rebasa los señalamientos gazmoños de supuestos académicos interesados en defender más al statu quo que al fermento y ejercicio de la libertad y de las ideas.
En 1968, defendimos la autonomía frente a la soldadesca
Los perros de presa, que por lo general desconocen estos antecedentes, se rasgan las vestiduras de los ñoños, pues en todo esto hay prioridades. No puede desconocerse el trayecto de la UNAM en su lucha libertaria, por arrastrarse en los tapetes e los poderosos de ocasión que llevan agua a su molino.
Cuando en el ’68 defendíamos la territorialidad de la autonomía universitaria, lo hicimos para defendería de la intromisión de los mastines de la soldadesca, llevada a cabo bajo las sombras de la noche en aquél aciago septiembre. No faltaron los criterios amordazados de célebres juristas de pacotilla que consiguieron su cochupo.
Para ellos, los defensores del establecimiento en el ’68 no faltaban argumentos teóricos de relumbrón para atacarnos y vilipendiarnos por ignorantes, pues no sabíamos que el territorio de la UNAM formaba parte del territorio nacional, y ejem, pues, que la soberanía del Estado era indivisible, usted sabe. Pingarrón y Perogrullo, de plácemes.
Echeverría hizo del campus en trampolín para alcanzar la candidatura
La historia les demostró a todos los insignes juristas de pacotilla que estaban equivocados. Partían de un supuesto infantil, casi pediátrico: no tomaban en cuenta que el Derecho evoluciona a la par de la sociedad. Que las ideas no tienen edad. A veces las nuevas son más peligrosas que las viejas.
Por andar defendiendo la intocabilidad territorial de la UNAM, perteneciente a la geografía del Estado, abrieron el boquete a la invasión de los milicos, de los gorilas diazordacistas y echeverristas, convirtiendo el campus en un manjar para decidir al ungido electoral a la Presidencia. Los juristas con ideas supuestamente nuevas, pero envejecidas por el entorno social, también de plácemes.
Después de esa invasión inconsulta y salvaje, lo demás sólo fue coser y cantar. Hasta el felón Zedillo, que debía ser heredero de las luchas ancestrales de los bravos estudiantes politécnicos –de quienes se sigue avergonzando– sucumbió ante la tentación lujuriosa de invadir militarmente el campus para echar a un monigote como El Mosh, ávido de reflectores y reconocimientos cegehacheros.
No les ha bastado a los toluquitas el desprecio del Orange Trump
Si los estudiantes del ’68 volvieran a tomar los bártulos también gritarían : “¡Fuera Narcos!”, “¡Fuera la soldadesca!”, pero también “¡Fuera Fósiles, Fuera Narcos, Fuera Impostores!” que se escudan en la soberanía territorial que reclama para sí el Estado mexicano, e imponer a la trompa talega sus tompiates para arrasar toda forma de soberanía imaginable.
No les ha bastado el desprecio del bastardo de peluca anaranjada para escandalizarse hipócritamente del helicopterazo y mostrarlos ante la opinión internacional como mendicantes de reconocimiento gabacho a su candidato Meade. Les quitó la oportunidad de quedarse callados ante el improperio de alguien igualito a ellos.
No les ha bastado rematar la soberanía territorial petrolera y geográfica que presumen defender, a base de mentiras y engaños de papel cuché sostenidos a capa y espada con la única fuerza del cañonazo de las maleta$ que contienen nuestros impuestos.
Ahora dicen que son defensores de la territorialidad universitaria, mientras infiltran a saco los recintos administrativos e imponer sus criterios de cuenta chiles. Para resguardar que las autoridades universitarias no combatan el narcotráfico cómplice en el seno de los territorios universitarios…
… únicos recintos para defender la soberanía del pensamiento, casi la única que existe después de la depredación y el derroche del toluquismo de rapiña. Se espantan de que alguien alce la voz para restregarles en pleno rostro sus ventas de la dignidad, de la esperanza y de la cordura nacional.
Secuestrar a un Rector no significa secuestrar la dignidad universitaria
Los gorilas peñanietistas, esos que se quejan usando una bandera volteada para denunciar el entreguismo toluquita, deben también rechazar el intento de la militarización universitaria como campo de prueba de la aplicación electoral de ese bodrio antijurídico y anticonstitucional que es la Ley de Seguridad Interior…
… dictada desde las cavernas del Pentágono y obedecida por parias desclasados que encuentran cualquier resquicio para proteger intereses bastardos y antipatrióticos. Quieren ganar las elecciones presidenciales a base de mordaza y represión. Quieren proteger de antemano su libertad personal sacrificando los derechos y la libertad colectiva.
Es necesario que recuerden las lecciones de la memoria histórica de los mexicanos: secuestrar a un Rector no quiere decir secuestrar la dignidad universitaria. Ésa está muy por encima de las cabezas de los entreguistas, más duras que una piedra de moler chile.
Hoy y siempre: ¡Viva la Universidad Nacional Autónoma de México! ¡Muera la represión, el esparadrapo y la muerte!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: ¿De verdad sólo en la Ciudad Universitaria de la capital nacional hay narcomenudeo? ¿Por qué el escándalo si este es un problema que está presente en todos los puntos de la geografía nacional? + + + El PRI bien pudo ahorrarse la presencia de 60 y tantos personajes para fotografiarse con el candidato Meade, convocados para integrar el equipo de campaña. Ellos mismos saben que quien lleva las riendas de la misma es Enrique Peña Nieto quien, desde Los Pinos, dicta las tácticas a seguir, pues en el triunfo de su ex colaborador –que también lo fue de Felipe Calderón– le va la vida en prisión o en libertad. + + + Hace un año, Irasema Arcos, lectora del Índice Político, recibió una llamada telefónica a las 3 de la mañana para pedirle que votara por la maestra Delfina Gómez, candidata de Morena al gobierno del Estado de México. Como todos quienes fueron molestados en la madrugada, Irasema supone que fue una táctica del PRI para así atacar a quien fue su más acérrima contrincante. Lo denunció ante las autoridades electorales, por supuesto. Pues bien, apenas hace un par de días, la lectora recibió otra llamada telefónica, ahora de una empleada ¡del INE!, para preguntarle si quería seguir son su denuncia y, en caso afirmativo, que presentara pruebas de haber recibido la llamada de hace un año a las 3 de la mañana. “Son muy ineficaces”, respondió Arcos. Y sí, un año después demuestra lo eficaces que son en el costoso aparato electoral. + + + Una “Aclaración aclaratoria” de parte de don Miguel Ramírez, quien escribe desde Torreón, Coahuila: “De mi comentario que se publicó el pasado lunes, al compañero lector Cecilio Samperio García le pareció una tontería que su servidor afirmara que si se le iba a buscar sustituto a Meade que se decidieran por su esposa, ya que ella sí es carismática. No añadí más porque creí que era una obviedad que tal proposición estaba hecha de manera sarcástica. Como veo que no todos lo captaron así, no me queda decir más que lo que decía Vicente Fox: ‘I’m zorro’.”
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