Claudia Rodríguez
Cuando el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez señaló hace unos días que el Poder Ejecutivo trabaja en conjunto con los mandatarios estatales de manera independiente del partido político del que hayan surgido y a la vez informó que el presidente Enrique Peña Nieto disminuyó sus actividades públicas en las últimas semanas, debido a que ha incrementado sus reuniones privadas con su colaboradores, ya que se trabaja justo en la recta final de este sexenio para consolidar los proyectos y tareas que se iniciaron al principio de su mandato; es difícil creerle a Sánchez que la ausencia de Peña Nieto se deba a lo vertido en su explicación.
El hecho es que en efecto, a Peña Nieto no se le ve en público, al ritmo acostumbrado de estos casi seis años, lo que en el terreno público deja muchas interrogantes, por más explicaciones que se presenten.
No se explica porque de un día para otro Peña cedió la prensa al crimen organizado, a la corrupción, a la impunidad, a la violencia y a la inseguridad; cuando desde diciembre del 2012 todos los días hábiles de la semana, cuando menos, se convertía en la nota llamativa de diarios y noticieros.
No tendría nada que ver con la veda electoral que impone el Instituto Nacional Electoral (INE) ya que sólo está direccionado hacia los candidatos a puestos de elección y no al mismo Ejecutivo en funciones.
Desde el momento en que no se concretó la visita del presidente Peña Nieto a la Casa Blanca en donde despacha el presidente estadounidense Donald Trump, y a Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente se le persigue mediáticamente desde la Procuraduría General de la República (PGR), del trabajo o no de Peña se sabe muy poco.
Todo parece indicar que el presidente en funciones, está planeando su mudanza política desde Los Pinos, es claro que hay gran preocupación porque el candidato priista, José Antonio Meade no prende ni a los mismos militantes del Revolucionario Institucional, y es casi seguro que no es culpa de Meade, sino del mismo PRI.
La calificación reprobatoria que ya se le adelanta para el primero de julio en las urnas a Peña Nieto y “colaboradores”, debe tener a muchos cuerpos de asesores proyectando a corto, mediano y largo plazo el futuro de Peña Nieto y hasta de su familia.
¿Así que ocupado en temas nacionales? No puede ser creíble cuando justo el país se cae a pedazos y no hay, ni hubo, quien pusiera orden.
Acta Divina… “Estamos en la recta final del gobierno y se requiere consolidar todos los proyectos que se iniciaron y finalizar varias de las acciones de la política pública”, señaló Eduardo Sánchez, vocero de la Presidencia.
Para advertir… Es la mudanza desde el “cuarto de guerra”.
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