Todo México se encuentra en medio de una mezcla de desprecio, indignación y carcajada. Sorprendido por el grado de histeria al que han llegado los próceres de Atracomulco el Bajo con tal de aferrarse a la libertad personal y al poder mal habido.
Los medios extranjeros lo saben. Los de aquí, hacen como que no. Juran por ésta que están actuando “conforme a derecho” para defender lo que es suyo. Están echando a la basura el régimen, las pobres instituciones alcahuetas, el futuro nacional a corto plazo, la proverbial honra normativa mexicana y cualquier esperanza de reconocimiento internacional.
La sorna y el escarnio son inevitables. Llegaron ya al punto sin retorno de la esquizofrenia de ambiciones, ya ni de la hoguera de vanidades. Para ellos está en juego hasta ver la luz del día. De su honor no se preocupan, creen que la detentación del poder es suficiente para vender el alma al diablo. Es un cochinero sin razón ni precedentes recordables.
Un régimen nacionalista democrático sería el fin de los atracomulcas
A pesar de que todos los encuestadores y observadores extranjeros les echan en cara que a estas alturas una diferencia de veinte puntos en las preferencias electorales es ya imposible de remontar, los de Atracomulco el Bajo insisten en atajar esa debacle por todos los medios, incluyendo los violentos de una Ley de Seguridad Interior que todavía no puede entrar en vigor, al menos en sus capítulos más sangrientos.
Los más influyentes de la Pérfida Albión señalan que la llegada de un régimen nacionalista democrático sería el fin de los próceres de huarache empoderados por las transnacionales al mando. Doblan de antemano las campanas, dicen encabezar la caminata del duelo por lo que materialmente ya se fue.
Hasta los encuestadores tradicionalmente contratados por el sistema ya no le ven la salida. Se trata de un fenómeno imparable que ha prendido en la conciencia nacional y amenaza con no dejar piedra sobre piedra de los compromisos contraídos con los patrones y verdugos de siempre, a quienes les han entregado el alma.
Los toluquitas sí que han mandado “al diablo las instituciones”
De risa loca para los extranjeros, la chicana frustrada en que han inodado a las instituciones ilegales, la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Gobernación, el Instituto Nacional Electoral, la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales, el Consejo Nacional de Seguridad, Haciend, el SAT y hasta a las Fuerzas Armadas, apoyando al límite la represión y la amenaza de dejarnos caer toda la fuerza del Estado si decidimos votar por sus malqueridos.
De indignación y vergüenza popular las tretas tradicionales –la poca imaginación y el escaso conocimiento del sistema y de sus leyes no les permiten más allá-- utilizadas para doblegar al contrario con la amenaza de una cárcel de cartón que no asusta a nadie, a partir de investigaciones que jamás han aprendido a solventar.
Lo peor está por venir, dice el candidote Meade, un paleto escogido al azar por los poderosos padrinos, quienes alertan a los de Atracomulco el Bajo que todas sus bravatas, amenazas y voladas tampoco lo mueven del sitio en que lo ubican las preferencias electorales. Que no hay campaña política posible para hacerlo puntear, ni para alcanzar a los de adelante.
La sangre se les congela al escuchar las amenazas de Anaya
Cuando los agredidos, los injuriados y calumniados públicamente por amenazas pueriles, abren la boca y prometen que al ser electos harán justicia a secas, los de Atracomulco el Bajo sienten que la sangre se les congela. Es la falta de memoria, el inexistente recuerdo que a alguien del Grupo lo hayan medido con esa vara. Prefieren el infierno, la vergüenza, el descaro público, la sentencia de los bien nacidos.
Por eso, en Palacio Nacional, en Los Pinos, en Sotelo, en Bucareli, en las oficinas artilladas de Insurgentes y Violeta, en las casas de campaña de las Lomas de Chapultepec y en las propias, nadie duerme. Pasan las horas urdiendo cómo echar a andar su aparato justiciero y desprestigiado en contra de los villanos que amenazan con sólo ganar la votación de la mayoría real del pueblo.
Se ven pintados de rayas, juzgados por los tribunales populares, a pie de guillotina, frente a un piquete justiciero. Se imaginan lo peor, porque la verdad es que recuerdan aquello que “se comieron”, de una manera impúdica, insolente, descastada. Lo que han hecho casi no se paga con nada de lo que sus cuerpecitos puedan ofrecer.
Gobierno de coalición, en lugar de un presidencialismo unipersonal
Cuánto más piden ayuda a los que ya pasaron por ahí y se enjaretaron la Banda presidencial para también arrasar, más se desesperan, por la sencilla razón de que aconsejan insistir en los mismos procedimientos –tampoco conocen otros, porque llegaron de igual manera– y saben a estas alturas que ya todo esfuerzo es nulo.
Cuando se arrodillan de cara al Norte, sólo reciben las declaraciones del payaso anaranjado que les causan más pavor que las proferidas acá en el rancho grande: pena de muerte para los narcotraficantes, dice el obtuso. Tampoco conoce otra, pero viniendo de Washington la sentencia huele a amenaza, no a ayuda. No me arrimes el hombro, compadre.
¿Para dónde hacerse? Recuerdan a sus ídolos de la infancia, a los gorilas represores de siempre, a los que se han aferrado al hueso a pesar de todo, y concluyen que van por el camino correcto: seguir reprimiendo hasta donde aguante la cuerda. Pero en la calle, las preferencias siguen subiendo en favor de los de Morena y de los frentistas calumniados que han ofrecido un cambio de régimen.
Un cambio de régimen con gobierno de coalición que tiraría al cesto de la basura la historia y la ignominia sufrida por el presidencialismo unipersonal, un sistema confiado a pobres y ambiciosos sujetos que firman lo que se les ponga enfrente, trátese de lo que sea, que lo primero que hacen al llegar al mando es entregarse a los verdugos de la patria.
¿Siempre estuvimos en manos de peleles y descastados?
En cualquier punto de reunión, la gente se pregunta: ¿Por qué llegamos hasta aquí, por qué permitimos que un grupito de avorazados e ignorantes esté despedazando la soberanía nacional y sentenciando a nuestra generación, y la supervivencia de nuestros hijos?
¿México siempre fue así?, preguntan. ¿Siempre estuvimos en manos de peleles y descastados que se dejaron dedear y avasallar por los financieros gabachos para saquear junto con ellos y a su obediencia nuestras riquezas y todo el país? ¿Desde cuándo los próceres perdieron el equilibrio emocional? Una ola de indignación acompaña el resurgimiento de la conciencia nacional.
¿Por qué entregamos el rumbo del país a quienes sabíamos que estaban infiltrados hasta la médula por las ideas invasivas y anexionistas en favor de los Estados Unidos para configurar en México una sociedad de esclavos, un protectorado maquilador, que ya ni a eso llega? .Hasta cuándo va a seguir siendo así?
Aumentan diario sus ganancias, a costillas de los que trabajamos
¿Se trata de siempre aguantar vara? ¿De seguir cariacontecidos viendo que se roban todo, que matan a todos, que involucran a lo peor de la sociedad para masacrarnos en despoblado, que aumentan diariamente sus ganancias a costillas de los que trabajamos?
De usted es la palabra. Los males de cualquier pueblo sólo se curan con más democracia.
¿Recogió su credencial de elector? No la entregue a quienes van perdiendo a cambio de otros seis años de ignominia.
Índice Flamígero: En otros lares la presión social sí actúa sobre los políticos corruptos. Vea usted si no es así en el caso de la alcaldesa Megan Barry, de Nashville, quien acordó renunciar después de cinco semanas turbulentas en las que reconoció haber tenido una aventura con el jefe de seguridad. Ella era una estrella demócrata en ascenso. Y en ese lapso, la señora Barry se había enfrentado a preguntas persistentes sobre el dinero de los contribuyentes que había malgastado. Finalmente, hace un par de días, se declaró culpable de robo de propiedad, un delito grave, y acordó cumplir tres años de libertad condicional y pagar restitución por todos sus gastos ilegales, según reporta The New York Times. Aquí llevamos décadas señalando la corrupción de los políticos y en ellos sólo priva el cinismo. + + + Escribe Bibi Villavicencio, lectora desde hace años del Índice Político: “Si gana morena, AMLO es un Chávez/Maduro en potencia, pero como que la persecución de un adversario político por la PGR y las negras intenciones q se dejan entrever, me parece que son como las actuales prácticas de Venezuela, como Maduro que tiene encarcelado al principal opositor para que no pueda contender en las elecciones. AMLO y nos volvemos Venezuela? Really? Estamos ya en Venezuela, con un gobierno emanado del PRI, dueño del poder, hambreador del pueblo, antidemocrático, con un presidente plenipotenciario, dueño de vidas y haciendas, represor de la disidencia, quien dispone de la riqueza nacional, la vende, la renta, la empeña.. ¿Y qué? ¿Todavía no somos Venezuela? A lo mejor AMLO nos saca de la venezuelización en que ahora estamos.” + + + Jared Kushner, el maridito o hubbie de Ivanka Trump, es un agente de bienes raíces. ¿Vino a México a que Videgaray y EPN, en orden jerárquico, le vendieran el resto? ¿O sólo a traer un mensaje de su suegro Donald: su candidatou Meade, no va a ganarr?
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