Javier Peñalosa Castro
Los que pudimos ver en nuestra niñez o juventud las caricaturas del correcaminos y el coyote también recordaremos cómo, además de los artilugios de marca Acme que utilizaba el segundo para atajar al correcaminos, se utilizaban definiciones taxonómicas en las que se empleaban supuestos vocablos del latín (Foxus increibulus vulgaris). De acuerdo con esta manera de nombrar, tal serpia la descripción que correspondería a este espécimen silvestre de clase única —¡Bendito sea Dios!— que deambula por el Bajío:
La vulgaridad y sinvergüencería del lenguaraz de este ejemplar —es un decir—parecen no tener límite. En su afán de ponerse de tapete ante los priistas —como en su momento lo hizo con el aún candidato Peña Nieto y hoy con José Antonio Meade—, se empeña en mostrar su odio irracional hacia Andrés Manuel López Obrador (su némesis; su correcaminos), no conforme con haber utilizado el poder de manera facciosa para imponer al mínimo Felipe Calderón en la silla presidencial.
Hoy no queda claro si lo que siente el Alto Vacío hacia el tabasqueño es odio o si empieza a ser poseído por un miedo cerval ante la posibilidad de que le retiren el sueldo y las canonjías (inmerecidas) que recibe como expresidente o que se investiguen las corruptelas de sus entenados, los hermanos Bribiesca Sahagún, hijos de la inefable Marta Sahagún, que se las ingenia para seguir presente en las revistas del corazón y algunas emisiones televisivas.
Luego de que protagonizó el mayor fraude —el de haber ofrecido un cambio que nunca intentó siquiera llevar a cabo— Fox se ha dedicado a actividades tan variopintas como impartir conferencias en el extranjero a grupos de incautos —hasta que se corrió la voz de la falta de sustancia del palurdo de las botas— hasta la promoción de la legalización (del negocio) de la marihuana, pasando por una lamentable emisión televisiva —Fox pópuli, se titula, con pretendido ingenio— en la que lo mismo discurre sobre cualquier tontería que se le ocurre, en forma lamentable y sin poder ocultar su ignorancia supina en la mayoría de los temas que aborda, que a dirigir denuestos a Donald Trump, quien por más que los merezca, no acusa recibo de los mensajes emitidos por alguien con igual o menor estatura moral que él —lo cual es mucho decir— que a dirigirse al candidato puntero en las campañas presidenciales como Lopitos y tratar de descalificarlo con señalamientos superficiales, acusaciones sin base y francos infundios, como afirmar que es peor que Chávez y Maduro juntos y que irremediablemente llevaría a México a una crisis como la que sufre Venezuela.
La lastimosa actuación de Fox en estos programas ha sido sostenida inexplicablemente, pues poco o nada aporta al debate o al análisis de la situación política del país. Es, evidentemente, una tribuna desde la que elogia a sus supuestos adversarios priistas como si fuesen la solución a los graves problemas del país, que él y Calderón no hicieron sino agravar durante la Docena Trágica que representaron sus administraciones.
Esta semana el Alto Vacío volvió a tratar de hacerse el gracioso al llamar Lopitos a AMLO y reaccionó en forma furibunda —como de costumbre— a la revelación de López Obrador en el sentido de que Fox presionó a Gustavo Ponce para que acusara al tabasqueño de corrupción.
Y aparentemente en consonancia con aquel dicho de que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo, el ranchero metido a político que ha presumido de ser discípulo de Manuel Clouthier, recibió una andanada por parte de la coordinadora de la campaña del Peje e hija de ese referente panista, Tatiana Clouthier, quien escribió los siguientes mensajes en Twitter:
“Pues ahora Fox contratado como vocero de quien? Meade? Mortificado x q perdería pensión y otra, olvida lo que quedó escrito en prensa”.
“Vicente Fox el hombre que pasó a la historia como quien tumbó al sistema y ahora quiere ser recordado como quien perdió la razón! No cualquiera aguanta irse al rancho”.
Más tarde vino la respuesta de Fox, con su proverbial desprecio por el buen uso del español:
“Mi querida tatiana que dira tu padre verte sumada a ese equipo d delincuentes.Que verguenza al apellido CLUTHIER,sumandote a un caudillo con CERO principios.Que diran los ciudadanos a quienes nos inspiró y movilizó el MAQUIO.Me pregunto quien ha perdido la razón” (sic).
Tatiana le reviró:
“Vicente querido ya ni Clouthier puedes escribir bien; por eso ni parar la corrupción del hijo de tu señora…”.
Sintaxis y ortografía aparte, resulta evidente que el guanajuatense no resiste una confrontación seria, pues carece de argumentos y, en cambio, posee una enorme cola que difícilmente podrá evitar que le pisen.
En contraste, llama la atención la agilidad mental de la hija de Clouthier, quien junto con otras mujeres notables, como Yeidckol Polevnsy y Claudia Sheinmabum, —sólo por citar algunos de los nombres femeninos más notables— acompañan a López Obrador en esta su tercera campaña que, cada vez más, luce como “la vencida”.
En tanto ello ocurre, habrá que hacer caso a esa cita apócrifa del Quijote —no por ello menos cierta— en la que el Caballero de la Triste Figura habría dicho a su fiel escudero que si los perros ladraban era señal de que estaban cabalgando.