Claudia Rodríguez
La nueva promoción institucional en medios de la Presidencia de la República, que se ubica justo en esta etapa de inter campañas y campañas frente a la elección federal del próximo domingo primero de julio, señala como punto focal que: “Hagamos bien las cuentas” y que “Hay quienes pensamos que muchas cosas están de cabeza”.
En esa promoción del Ejecutivo se tocan temas puntuales como el de que se redujo en este sexenio la pobreza extrema y que dos millones de mexicanos ya no se ubican en ese rubro, o que el costo de la energía eléctrica del rubro doméstico, en 38 meses no ha subido sus tarifas, y claro, no hay forma de alzar la voz ante tantas mentiras.
Al hacer la tarea y las cuentas, nos preguntamos con qué método, fórmula o estrategia, llega a esos resultados el Ejecutivo federal, porque la gran mayoría de los gobernados no obtenemos esos mismos productos finales, ni en lo cuantitativo, ni en lo cualitativo.
Quienes tendrían que hacer bien los cálculos en todo caso, son aquéllas dependencias señaladas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en donde se encontraron irregularidades en el gasto público o desviaciones del mismo, no sólo en el 2017, sino años más atrás.
Para abonar, los senadores panistas han demandado a la Secretaría de la Función Pública llevar a cabo auditorías a las secretarías de Educación Pública (SEP), Desarrollo Social (Sedesol), de Relaciones Exteriores (SRE), Desarrollo Agropecuario, Territorial y Urbano (Sedatu), así como a la Presidencia de la República por dispendios millonarios detectados en la cuenta pública de 2016.
Si hacemos las cuentas, la verdad, nos salen debiendo y mucho sólo en el terreno del dinero público.
Gobiernos van y vienen y aún tenemos que presentar nuestros resultados de los balances y estadísticas por la violencia desatada que ha cobrado casi tantas víctimas como en la guerra civil de Siria y ni así, se acepta la impunidad en la que la autoridad se mueve y se enriquece.
Si hablamos de más rezagos, habrá que insistir en que las cuentas no es que se piensen, sino que no resultan como nos quiere hacer creer el Ejecutivo, en esta su campaña en pro de José Antonio Meade.
Y para más, la voz suave de la publicidad en cuestión, irrita. Es como una burla presidencial, y por cierto para citar al mismo Enrique Peña Nieto, no es nada amistoso.
Acta Divina… “La Sedatu, en manos de Rosario Robles Berlanga, reportó en 2016 un presupuesto original por 25 mil 613 millones de pesos, que como resultado de adecuaciones presupuestales, tuvo ampliaciones netas por 478 millones 504 mil pesos, aunque se encontró una diferencia de 134 millones 255 mil pesos de lo reportado en la Cuenta Pública”, se informó en el Senado de la República.
Para advertir… Vaya ábaco del Poder Ejecutivo.
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