* “No te rajes Ricardo” me recuerda el ramplón #yomero con el que Jorge Negrete y Pedro Infante culminan la escena anticlimática de Dos tipos de cuidado. Así quiere llegar al poder José Antonio Meade; me supongo que con ese talante desea gobernar
Gregorio Ortega Molina
Los neo priistas se la cumplieron a José Antonio Meade, de manera rápida y eficiente lo “hicieron suyo”, tal como lo solicitó al momento de su destape y para identificarse con esa maquinaria electoral.
De inmediato, entonces, pierde la cualidad de “apartidista” y desfigura su calidad de funcionario público eficiente y honrado -características suyas que en un momento muy breve motivaron mi simpatía-, de burócrata ejemplar. Se identifica, ya, con esa panda de corruptos que lo apadrinan, si entendemos por corrupción ese fenómeno que todo lo convierte en engaño e imposición política, más allá del abuso pecuniario del dinero fiscal.
Es cómplice del tobogán de decadencia en el que montan el futuro inmediato de los mexicanos que, ingenuos y mansos, entregan su porvenir a un hombre que pudo ser carismático, líder y restaurador del proyecto de nación, pero sólo apunta para quedarse en el ya merito, sin importar que triunfe en la elección, porque como va, todo parece indicar que al ganarla perderá toda gobernabilidad. No se trata del tigre. Es el hartazgo, pero sobre todo el hambre.
El discurso por él encabezado y las redes sociales que divulgan con su nombre como responsable, muestran que pronto aprendió a servirse de sus conectes dentro del gobierno; tiene acceso irrestricto a las fuentes primarias de información en la PGR y el SAT, puesto que sin rubor alguno acusa a AMLO de fantasma fiscal, porque de alguna manera sabe que lo es; o llama a Ricardo Anaya a asumir su responsabilidad legal en los casos de supuesta corrupción, sin que existan pruebas válidas que determinen su orden de aprehensión por parte de un juez. Todo son dimes y diretes que el neo priista José Antonio Meade utiliza como daga florentina para hacerse del primer lugar en las encuestas.
Habrá que leer y releer el texto de Ignacio Morales Lechuga publicado en El Universal el siete de marzo último, para comprender la verdadera dimensión del daño que el PRI, con su candidato, hace al Estado de derecho y a las instituciones de procuración y administración de justicia. Quieren asentar la silla del águila sobre un túmulo de cadáveres políticos y desechos institucionales.
“No te rajes Ricardo” me recuerda el ramplón #yomero con el que Jorge Negrete y Pedro Infante culminan la escena anticlimática de Dos tipos de cuidado. Así quiere llegar al poder José Antonio Meade, y me supongo que con ese talante desea gobernar. Imposible conocer el futuro, ya no digamos lo que va a ocurrir mañana, pero lo que sí puede anticiparse es que a pesar de que las cortinas y las ventanas estén abiertas, sólo se ve y verá oscuridad.
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