Por Magdalena García de León
En los últimos años varios candidatos han sido tomados como grandes esperanzas para la población, como la posibilidad de salir de las continuas crisis que padecemos en México desde los años 70.
Si la memoria no me falla José López Portillo fue un gran candidato de la esperanza, después de las devaluaciones del peso, y de las crisis de confianza en las autoridades, durante el sexenio de Luis Echeverría.
Un hombre culto, preparado, guapo y con carisma fue lo que se presentó como candidato del PRI. En ese entonces era cuando el Revolucionario Institucional iba a carro completo, pero mucha gente creyó que era una buena opción y convencida votó por él.
Y ya vimos como resultó esa esperanza, “defendería el peso como perro” y hubo más devaluaciones, íbamos a administrar la riqueza y el único que tuvo riqueza para administrar fue el personal del gabinete, el Presidente y sus cuates. El país se vio empobrecido.
Después Luis Donaldo Colosio representaba una gran esperanza y se truncó por su asesinato, un caso que no se ha podido esclarecer y que dudo que algún día sepamos realmente quien lo mató, o más bien quien fue el autor intelectual del hecho, aun cuando lo suponemos o sospechamos.
Después vino el candidato panista Vicente Fox y muchos ciudadanos se fueron con la finta, lo consideraron como una alternativa positiva, otra vez, una supuesta esperanza, pero que desilusión Vicente Fox solo quería ser candidato y no le gustaba gobernar, o por lo menos esa era la impresión que dio a la gente, y su gobierno fue un desastre, una mala broma. Y Fox lo sigue siendo, sin poderse mantener callado.
Sigue haciendo declaraciones ridículas, tanto como su pretensión de que le sigan diciendo Presidente y no expresidente como es su condición. Lo vemos con sus pleitos ridículos, vía twitter, con Donald Trump.
Y ahora defendiendo al PRI y a su candidato a la presidencia José Antonio Meade.
En este momento mucha gente considera que Andrés Manuel López Obrador representa, una vez más, una “esperanza” para algunos compatriotas.
Muchos ciudadanos se han ido con la finta de sus declaraciones, pero muchos otros connacionales no le creen ni la fecha.
No se han tragado sus ruedas de molino de que va a acabar con la corrupción, por el simple hecho de ganar la elección. Ya declaró que el día que llegue se termina el problema se la corrupción, oh si, al mismo tiempo que les abre las puertas de su partido y les otorga candidaturas que cuentan con fuero a gente con bien ganada fama de corruptos.
Que va a hacer avanzar al país construyendo refinerías en lugar de buscar desarrollar fuentes alternas de energía.
Ofreciendo amnistía a los narcos y demás miembros de la delincuencia organizada, léase funcionarios corruptos, con lo que se gana el favor de los priistas salientes que se sienten protegidos, por esa medida. Y que como otras de sus propuestas ya probaron en otros países que no funcionan.
Se admiración por el actuales líderes bolivarianos de Venezuela como Hugo Chávez y Nicolás Maduro que lo que han logrado es darle la puntilla ese país.
Esperemos que esta nueva “esperanza” se quede solo en una esperanza y no cuaje para llegar a ser otro rotundo fracaso más.