Por Magdalena García de León
Es increíble que durante el tiempo de veda electoral o intercampañas hubiera más información y entusiasmo de parte de los candidatos a la presidencia de lo que vemos y escuchamos desde el viernes pasado, fecha en la que iniciaron oficialmente los 90 días de campaña políticas.
Algunos candidatos argumentaron que por ser viernes santo nadie les pondría atención, un buen argumento, pues la gente estaba de vacaciones y poco dispuesta a atender noticias, es como un periodo de desintoxicación noticioso.
Pero dejaron pasar el sábado y el domingo iniciaron con una tibieza increíble. Cualquiera pensaría que si les quedan tan solo 90 días de campaña y las cifras están tan confusas en las encuestas que iniciarían con todo.
Pero bueno AMLO actúa como si ya fuera el Presidente electo, que aun no es, y ese exceso de confianza le puede hacer perder, ya le ha sucedido anteriormente.
Ricardo Anaya se ve muy tímido y sus posibilidades, aun cuando en las mentadas encuestas está en segundo y tercer lugar, cerca y lejos del primero, tiene posibilidades, pero solo si le hecha muchas ganas. Es hora de poner toda la carne en el asador.
José Antonio Meade, aunque se saque de la manga frases deportivas, no se ve que crezca, ni que convenza a nadie y su firma de #Yo mero, es francamente poco afortunada. Pareciera que con la elección de sus candidatos el PRI está dándose por vencido. De veras que Meade y Arriola son los peores candidatos priistas que he visto, y conste que ya he visto a muchos como Roberto Madrazo y Alfredo del Mazo, entre otros.
Siendo esta una campaña larga, pues entre precampañas, intercampañas y campañas se han aventado alrededor de 6 meses y hasta ahorita el resultado deja bastante que desear. Ya solo les quedan 90 días y hay muchos ciudadanos que saben por quién no van votar, pero aun no tienen elementos que les permitan elegir a su candidato ideal, o al menos peor.
En lugar de seguir agregando asesores, coordinadores a los equipos de campaña pónganse a hacer campaña, a mostrar sus propuestas y sus verdaderas personalidades, no las que los asesores les obligan a presentar.
Y lo más importante, no les demos el control absoluto del país. Si votan por un candidato a para presidencia voten por los de otros partido o coalición para el senado y diputados, para que tengan control y no se vayan a carro completo.
Si un partido obtiene la mayoría de los votos a la presidencia, en el senado y en diputados podrá hacer lo que le venga en gana y no habrá como pararlo, como ponerle un hasta aquí cuando quieran hacer su voluntad, independientemente de sus ofrecimientos y promesas de campaña.