Claudia Rodríguez
¿Qué nueva estrategia estarán tramando en el cuarto de guerra que intenta llevar a José Antonio Meade a la Presidencia de México para suceder a Enrique Peña Nieto?
La tarea no es fácil; sin embargo los aspirantes presidenciales contrincantes de Meade, en cualquier momento pueden resentir los artilugios del poder priista –como ya lo han sufrido algunos—para descalificar su candidatura o para posicionar candidatos a modo en la contienda presidencial que cumplan el objetivo de fraccionar el voto ciudadano.
Hoy que en México se siente pesadumbre por la actuación de las instituciones electorales, que aún en votación dividida, avalaron las candidaturas presidenciales independientes de Margarita Zavala y Jaime Rodríguez “El Bronco”, pese a que las firmas recabadas requeridas tuvieran varias inconsistencias, sobre todo falsedad de datos; deberíamos de recordar cómo el partido en el poder –alguna veces en contubernio del Partido Acción Nacional y otros institutos políticos más– ha ido penetrando en las instancias de justicia federal para maniobrar a su favor.
Acaso se nos olvida que la Procuraduría General de la República (PGR) hoy en día no cuenta con un titular sino con un encargado de nombre Alberto Elías Beltrán; quien primero destituyó a Santiago Niego Castillo, el mismísimo titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEPADE), al declarar que fue presionado por el mismo Emilio Lozoya, ex director de Pemex, para que declara su inocencia en los desvíos de Odebrecht al Partido de la Revolución Institucional (PRI), recursos que llegarían a beneficiar a Enrique Peña Nieto, principalmente en su campaña presidencial.
Tampoco podemos desmarcar cómo la PGR del encargado, ha sido director ejecutor –que no intelectual— de una investigación en contra del candidato presidencial Ricardo Anaya por presunto lavado de dinero, que se ha ventilado profusamente en los medios. Irónico, a Santiago Nieto lo destituyen con el argumento de revelar datos de una investigación, el mismo personaje que ahora llena páginas con datos sobre los avances de la investigación a Anaya.
La estrategia del PRI-Gobierno, en su idea de que Meade tiene que ser el presidente de México a como dé lugar, es del tipo expansivo.
Ya entendimos que la guerra sucia electoral y de ataque frontal a sus adversarios parece ser sólo cosmética ante la fórmula de dinamitar la elección en favor de quién desde Los Pinos se decida, es la penetración indiscriminada en las instituciones electorales y de justicia. Faltaba más.
Acta Divina… Sólo el Revolucionario Institucional dio la bienvenida a “El Bronco” como candidato a la contienda presidencial.
Para advertir… La “mano negra” del PRI-Gobierno ha dejado tantas huellas que es imposible no verla.
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