* De la deuda externa también deberán discutir los candidatos y la esposa de Felipe Calderón, porque han transformado a México en un exportador de capitales y comprometido el futuro del país a largo plazo
Gregorio Ortega Molina
EPN declaró gustar de las novelas históricas de Santiago Posteguillo. En La traición de Roma el autor español nos refiere una conversación entre Aníbal, general ya derrotado por Publio Cornelio Scipión, y Hanon, líder de la Comisión de los 104 en Cartago. El tema fue la corrupción, pero no la interna, sino la que ata y nulifica el futuro y convierte en siervo: la deuda externa, el vasallaje debido al Imperio romano.
Ernesto Zedillo Ponce de León, que no es santo de la devoción de Francisco Labastida Ochoa, cumplió con su cometido porque fue un buen administrador público, aunque un mal presidente de la República, porque quiso sobreponer el escenario económico sobre el político, y tarde se dio cuenta de que son actividades que se juegan en dos arenas distintas.
Lo mismo ocurre con el presidente en funciones, que en el fragor de las campañas políticas para sucederlo, propicia que se proponga como tema de discusión central la corrupción pecuniaria, esa que los convierte en millonarios, para que los electores descuidemos el tema que profundiza la pobreza y nulifica el futuro. El regreso del PRI ha salido muy caro a los mexicanos.
En información pública de los diversos boletines de la Secretaría de Hacienda, se constata que el saldo de la deuda externa bruta al cierre de 2012 fue equivalente a 10.3 puntos porcentuales del PIB, mientras que al cierre de 2017 ésta se ubicó en 17.6 puntos.
La reportera de La Jornada que elaboró la información periodística, nos ubica: “La deuda se presenta como porcentaje del PIB para dimensionar su relación con el tamaño de la economía y facilitar su comparación; el saldo de esta deuda en dólares asciende a 193 mil 981 millones al cierre de 2017.
“A pesar de que el año pasado se logró una reducción del empréstito, con esfuerzos de reestructuras, refinanciamientos y recortes al presupuesto, el avance se ha acelerado.
“Al cierre de 2012, la deuda externa de México fue equivalente al 46 por ciento de los ingresos totales públicos, que incluyen, entre otros conceptos, los ingresos petroleros y toda la recaudación de impuestos; para el cierre de 2017, esta deuda representó 78 por ciento de los ingresos.
“De acuerdo con Héctor Villarreal Páez, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el incremento ha sido afectado por la depreciación cambiaria, pero también debido a que hubo mayor contratación de pasivos de todo tipo”.
En el colmo de la desmemoria, el presidente EPN dice en Perú que no debemos regresar a modelos económicos caducos e intervencionistas. ¿Será que tiene razón? A usted, lector, corresponde la respuesta.
De lo anterior también deberán discutir los candidatos y la esposa de Felipe Calderón, porque han transformado a México en un exportador de capitales y comprometido el futuro del país a largo plazo.
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