Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George*
Van los candidatos presidenciales a la Convención Bancaria y a los banqueros les interesa defender los 140 mil millones de pesos de ganancias anuales.
Asisten los candidatos a los recintos de los hombres de negocios y sus portavoces no tienen más exigencia que la que proteja sus nichos patrimoniales.
Van a la reunión del Episcopado Mexicano y a la jerarquía católica lo que le importa es que se escuche la defensa de su patrimonio doctrinario.
Se presentan los candidatos en foros organizados por medios de comunicación y a las bocas de ganso del régimen sólo les interesa amarrar navajas entre los beligerantes.
La comunidad académica y científica espera su turno para ser escuchada por los candidatos.
Surgen nuevos membretes campesinos para denunciar que las decrepitas centrales agrarias no representan más que sus intereses personales o grupales, y quieren saber de los candidatos sus compromisos para sacar a su actividad del páramo.
El conjunto de grandes problemas nacionales es de observancia universal, pero cada sector demanda para sí mismo un régimen de excepción.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) es un engranaje vital en las relaciones de producción, que son las que generan de veras cadenas de valor. En su directorio, tiene las ramas que más empleos crean.
Ayer, el presidente en funciones de ese único sindicato empresarial, Gustavo de Hoyos Walther dejó flotando este cuestionamiento: El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no es el tema único en el presupuesto electoral: Existen otros temas, a saber: El Estado de derecho, la corrupción, la inseguridad y la impunidad.
En efecto, esos cuatro asuntos figuran entre las demandas más sentidas de la sociedad civil. Pero los candidatos, sobre todo los que quieren ser identificados como leales al sistema contra los antisistema, parlotean sobre esos temas y casi los reducen a la categoría de tópicos.
De kakistocracia ya estamos hartos
Las encuestas sobre intención del voto, a escasos 70 días de la gran cita del 1 de julio, ya dan por sentada la irreversibilidad de las tendencias, pero es hora de que no se tienen elementos para disponer de alternativas de un plan de gobierno con estructura viable, que pase del qué al como.
La clásica lucha de los contrarios confronta ideas y programas. Lo que vemos y escuchamos en las campañas electorales mexicanas son obscenos ejercicios de maniqueísmo, sin darse los cuenta los postulante que entre los ciudadanos da a pie lo que se concluye, es que la oferta electoral se agota en la opción entre los malos y los peores. De kakistocracia estamos hartos.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.