DIARIO DE ANTHONY
5… p.m. Quería… hablarte sobre el cuento: “Secreto en la Parcela”. Anoche te escribí que es “una simbología”. Pero, ahora sé que no quiero nada. Es decir que no me interesa aplicarlo para lo que sería una utopía. “Todo mexicano viviendo “bien”. Ja ja ja. Ropa, calzado, alimento. Salud, diversión y esparcimiento.
Recuerdo a un tipo -empresario- que una vez escribió sobre esto en el diario de Yucatán. Que si el salario de un mexicano pudiese alcanzar para cubrir sus necesidades “básicas”, y que aun así pudiese sobrarle para ahorrar, para gastar y “para ser feliz”. Es decir no tener preocupaciones.
Ah, ¡fenómenos del tercer mundo! ¡Y MALDITOS TODOS LOS QUE TIENEN A ESTE PAÍS DE ESTA MANERA! Apenas y puedo trazar mis palabras. El pu.. lapicero, su punta, está muy suave, por lo tanto no me gusta como escribe. Pero es el único que tengo. Cada vez que compro uno nuevo, luego luego, enseguida se me chorrea.
Entonces tengo que tirarlo.
Te decía. Mi cuento trata sobre “eso”, sobre dos campesinos muy pobres que son “ignorados” por su ¡puto! gobierno (No puedo ser hipócrita, y ay sí, y no escribir como arriba la palabra completa).Hasta que un día. Bueno, uno de ellos le confiesa a su compadre que en las noches no puede dormir que porque está muy preocupado. El otro, al escucharlo, enseguida le dice que a él también le pasa lo mismo. “¿Pero qué le vamos a hacer?”, objeta hacia su amigo. “Si sólo somos campesinos y indígenas”.
Entonces sucede que uno de ellos, mientras… Encuentra un tesoro. Es una simbología. Ellos dos se reparten el tesoro y… son felices para siempre, etcétera. No quiero revelar aquí toda la historia.
Ahora sé que no es la falta de dinero lo que me preocupa. Ahora mismo me duele aquí detrás de mi cabeza, ¡pero y qué! Cuando miro a los mexicanos “SANOS”, no puedo entender por qué son “miserables”. Siempre estoy soñando que cada uno de ellos encuentra un tesoro y que entonces todos viven como debería de ser. ¡¿Y cómo es eso?! ¿Acaso como escribió ese pendejo empresario? Tal vez.
Yo estoy chingado. Ahora mismo no tengo ni un solo peso. Pero no me importa. Luego pienso: ja ja ja. Me falta una hoja y cuarta para terminar de teclear el cuento. ¿Y luego qué? ¿Buscar conseguir una beca? ¡A la mierda! De sólo imaginarme toda la burocracia, me doy por vencido. Luego no sé qué pensar. Soy sincero conmigo mismo. Este cuento mío tiene la calidad que siempre he querido e uno de “mis trabajos”. ¡Pero y qué!
Vuelvo a repetirlo. Ya no es falta de “apoyo” lo que me tiene así. Todo ha pasado y… No sé si estar tranquilo -aunque esté preocupado- al saber que ya he logrado -por fin- escribir y crear la historia que bien ilustra lo que NUNCA PERO NUNCA JAMÁS HA DE SUCEDER CON TODOS Y CADA UNO DE LOS “POBRES” MEXICANOS: el bienestar en todos los aspectos y sentidos. Un tesoro que te dé para vivir “feliz” por siempre y para siempre.
Pd. A veces me he dicho que ya no escribiré más… ¡no más! Porque escribir es malo, ¡es lo peor! Pero… esto es todo lo que todavía poseo. Aunque hay veces en los que -debido al dolor- me resulta repugnante tener que enfrentarme de cata a cara con la hoja en blanco. Entonces, mis dedos, a duras penas y pueden trazar de manera digna las formas de cada letra.
Muchas veces deseé poder escribir con la mente, es decir sólo pensar las cosas y todo se escribiría por sí solo sobre la hoja (A esos tipos tecnológicos aún no se les ocurre “inventar” algo para hacerlo).
A. SMART
Abril/19/2018