Javier Peñalosa Castro
Ahora sí van con todo. Los beneficiarios de los billonarios negocios del neoliberalato han caído en la cuenta —aparentemente demasiado tarde— de que la ventaja que ha tomado Andrés Manuel López Obrador en la carrera por la Presidencia de la República es prácticamente insalvable, y si bien confían en que si extreman todas las posibilidades de trampa a mano los incondicionales de Peña, los grupos empresariales de siempre —y los de ocasión del sexenio—, que han medrado como nunca a costa de los dineros del pueblo y que no tienen la menor intención, no ya de apartarse de esta práctica, sino de siquiera morigerar su irrefrenable apetito, parece ser que, esta vez sí, la suerte está echada, y por más pillerías, mapacherías y otras lindezas, nada bastará para frenar la decisión popular de impulsar un cambio.
Las reacciones desesperadas de los miembros de la mafia del poder se expresan en sitios tan disímbolos como los anuncios espectaculares fijados en las maltrechas unidades del transporte público de la Ciudad de México, y en los que se promueve una supuesta serie de televisión dedicada al populismo. Estos anuncios muestran —y equiparan en el imaginario popular—a personajes como Juan Domingo Perón, Hugo Chávez y Lula da Silva junto con Andrés Manuel López Obrador, como si fuesen uno y lo mismo.
Los principales sospechosos de estar financiando este flanco de la guerra sucia en contra de quien puntea en las preferencias electorales son, como en 2006, los grupos empresariales que han lucrado desde la década de los ochenta con el erario, encabezados, por supuesto, por Salinas de Gortari y personeros como Claudio X González, que defienden con uñas y dientes y a cualquier costo los privilegios que han acumulado a lo largo de los últimos 30 años.
Simultáneamente, el PRI y la entelequia formada por el PAN, lo que queda del PRD y su chuchinero y la franquicia del torvo Dante Delgado bombardean al respetable con falsedades y a mansalva, valiéndose para ello de los spots que pagamos los ciudadanos, y por más que el tabasqueño y su equipo han recurrido al INE y al Trife para que se bajen los mensajes tramposos, mentirosos e infamantes, en los que a priori se le tacha de violento, autoritario, mesiánico y autoritario, ninguna gestión ha tenido éxito.
Debido a ello, prácticamente durante las 24 horas del día se nos somete al bombardeo de anuncios en los que se intenta infundir miedo en los partidarios del Peje y de atribuirle hipotéticas decisiones dictatoriales; se insiste en la vieja campaña de 2006 —cuando Chávez aún estaba vivo—, para equiparar un eventual gobierno de AMLO con promesas incumplidas del venezolano, como la oferta de someterse a revocación de mandato a los dos años, y se dice que se quedó en el poder durante 14 años, como si tal fuese la intención de AMLO, y más irreal aún, como si en México fuera posible que un gobernante se eternizara en el poder, a ciencia y paciencia del Congreso y en flagrante violación a lo que manda la Constitución.
También menudean los anuncios de “grupos ciudadanos” en los que prácticamente se pide a López Obrador que no deje a los niños sin escuela, como si ese fuera su propósito al revertir la mal llamada “reforma educativa” que tanto cacarea el Niño Nuño, y que no llega siquiera a un remedo de tal cosa, pues se trata de una incompleta reforma administrativa para el sector, impulsada por Nuño contra viento y marea con el propósito evidente de aplicar coerción a maestros disidentes de cualquier signo y hacer más inseguro su trabajo para poder manejarlos a placer.
Desgraciadamente para Nuño, Meade y su camarilla, desde la época de la Revolución, por lo menos, los maestros mexicanos no saben dejarse de nadie y actualmente se aprestan para votar por la única opción real de cambio y para emprender la defensa del voto ante cualquier tentación autoritaria del neoliberato mapachesco y tramposo.
Otro que está cada vez más nervioso con el avance de AMLO es El Alto Vacío Fox, quien agrede y provoca al tabasqueño para después correr a esconderse entre las faldas de Cuqui la Martita, entre las pasarelas de modas que organiza con fines supuestamente “filantrópicos” en medio del boato que rodea al faraónico rancho San Cristóbal, e insiste en defender su pensión al más puro estilo lopezportillista (como perro), y hacerse pasar como una persona de la tercera edad honrada y merecedora del subsidio que recibe.
Afortunadamente la jornada electoral está a la vuelta de la esquina, y en poco más de dos meses estaremos en condiciones de celebrar el triunfo de la diversidad y la esperanza. Sin embargo, no es momento de bajar la guardia, dado que, en su desesperación, quienes comienzan a ver perdidos los desmedidos e injustos privilegios de los que se sentían justos recipiendarios van a pelear con todas las armas a su alcance (lícitas, ilícitas y nucleares, de ser necesario [es un decir]) para meter el pie a quien seguramente los haría moderar sus ganancias a lo justo, e intentar que todo siga igual.