Claudia Rodríguez
Si los mexicanos creyéramos por algún momento que en cualquier proceso electoral en nuestro país, de verdad reinan los preceptos de la certeza, objetividad, legalidad y la imparcialidad, sería quizá porque se está soñando.
Ya son varios los golpes que tanto el Instituto Nacional Electoral (INE), como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), han asestado en continuo a lo largo del tiempo a la llamada democracia mexicana. Sólo en el presente proceso electoral en lo que compete a la elección presidencial, el haber avalado el desaseo en la recolección de firmas de dos “candidatos Independientes” para subirlos a la boleta electoral, deja en claro que los principios rectores de los principales órganos electorales federales, son más bien elementos decorativos.
El último golpe que asesta el INE como árbitro electoral, y derrumba a cualquiera la idea de que sí es una contienda justa la que se viene dando entre candidatos al Ejecutivo federal, es la confirmación de la legalidad de los nuevos promocionales que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) difunde como parte de la campaña de su candidato José Antonio Meade; en donde el protagonista es el candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, señalándolo de nueva cuenta como un factor de peligro-miedo para el país.
Pese a que el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), señalará que el contenido de estos spots tienen contenido calumnioso; los consejeros del INE rechazaron la solicitud de retirarlos porque violentaría la libertad de expresión, aunque señalaron que los mismos, sí “son fuertes y vigorosos”.
Según el consejero Benito Nacif, no hay calumnia en los spots para apoyar a Meade, porque esta infiere la imputación directa de un delito.
Son los árbitros de la elección, los que están dando permiso a que en la contienda electoral, votados y votantes se lleven fuerte. No podrán ser ellos quienes hagan un llamado a la concordia nacional, sea cual sea el resultado de la misma.
Recursos legales habrá más para hacer notar lo violento de la campaña de José Antonio Meade, pero siempre tendrá escuderos en los órganos electorales.
La desesperación del equipo de campaña de Meade y de él mismo, por encontrarse en un tercer lugar en las preferencias electorales con muy escasas probabilidades de impactar en positivo entre los que ejercerán su sufragio, lo están llevando a aceptar medidas desesperadas, sin garantía de que estas serán eficaces.
Ya hubo una campaña del miedo que movió a risa, la otra puede ser a ira y en sentido inverso, es decir; no hacia el destinatario, sino a quienes la originan, producen y hasta avalan.
Acta Divina…. Enrique Peña Nieto:“AMLO es un peligro para México”. José Antonio Meade: “AMLO es un peligro para México”.
Para advertir… Antonio Solá, el consultor de la campaña “AMLO es un peligro para México” en el 2006, dice que ya no lo es.
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