Joel Hernández Santiago
Los altos índices de aceptación con que cuenta Andrés Manuel López Obrador-Morena, le permiten caminar sobre fuego y no quemarse. O quizá sí, pero no hace gestos. En todo caso lo que sí es evidente es que hay una especie de ambigüedad entre lo que dice y hace, sin que esto le mueva del porcentaje en el que se encuentra.
Esto es: ha dicho que no quiere pelearse con nadie, que él puro “amor y paz” y que debe ser incluyente con lo que justifica la suma de personajes ‘muy mal averiguados’ de la política nacional que están en posiciones relevantes en el partido Morena. También dice que sus asesores le insisten en que no entre en confrontaciones con sus adversarios políticos y que ya deje de usar el estribillo de “la mafia del poder” y tal.
Pero sí ha entrado en dimes y diretes y hasta insta a sus seguidores a dar respuesta ferviente a los ataques que le asestan desde distintos estratos de la política y la empresa mexicanas; en particular cuando apareció por ahí un documental sobre el “Populismo en América Latina”
Lo más reciente es la discrepancia que trae hace semanas con empresarios mexicanos. Esto que parece nuevo no lo es tanto. De hecho a lo largo de sus distintas etapas políticas ha expresado su inconformidad hacia los empresarios mexicanos de formas distintas e intensidades.
No obstante a lo largo de estos años, los empresarios lo han visto con preocupación en sus dichos para no llegaban formalmente a la confrontación, como lo vemos por estos días.
El empresario Carlos Slim salió el 16 de abril en defensa de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Ese día argumentó que: “Con su construcción e implementación impacta en la vida de 5 millones de personas que viven en los alrededores. Suspenderlo es suspender el crecimiento del país…”, dijo.
Por supuesto se quería desactivar la propuesta de AMLO en el sentido de que el NAICMX debería construirse en la base aérea de Santa Lucía y no en Texcoco, como ya se hace ahora. Y de ahí pasó a que deberían revisarse los contratos con las empresas que construyen éste y más.
Enseguida AMLO contestó desde Sonora: “La construcción de la nueva terminal aérea en lo que era el Lago de Texcoco no es un buen negocio para los mexicanos y si él cree que es un buen negocio para él, “que lo haga con su dinero”. Y agregó: “Están utilizando a Slim para tratar de contrarrestar el avance de nuestro movimiento. Pero no les va a funcionar. Seguramente le pidieron que saliera a dar esta conferencia. Seguramente Peña Nieto o Salinas, pero tampoco me preocupa mucho, no tengo pleito con él ni con nadie”.
Pero en adelante la confrontación entre empresarios y AMLO ha arreciado, sobre todo desde el Consejo Coordinador Empresarial, que decidió en un primer momento suspender una plática que tenían acordada con AMLO para exponer proyectos del Aeropuerto…
Luego del primer debate del 22 de abril, AMLO acusó que los empresarios Alberto Baillères González, Germán Larrea, Claudio X. González, Alejandro Ramírez y Eduardo Tricio se reunieron con Anaya para pedir al candidato de la coalición ‘Por México al Frente‘ retirar la amenaza de mandar a Peña Nieto a la cárcel a cambio de convencer a éste de apoyar la alianza que encabeza y vencer a la coalición ‘Juntos Haremos Historia‘ el próximo 1 de julio.
A esto siguieron una serie de adjetivos en contra de empresarios. Enojados estos respondieron con un documento público “Así no”, en el que se dicen agraviados e indignados por los adjetivos de rapacería y corrupción que les lanzó AMLO, y que ellos son gente de trabajo, honorable, digna y que generan el 80 por ciento de los empleos en México…
Y en adelante siguieron descalificaciones mutuas. AMLO dice que no tiene pleito con los empresarios, que él impulsa el diálogo, aunque al mismo tiempo les dice que los miembros del Consejo Coordinador Empresarial no son niños inocentes y que no está en contra de ellos, pero sí en contra de la corrupción y en contra de quienes se han enriquecido a la sombra del gobierno y con recursos públicos.
La andanada de acusaciones es fuerte. Fuerte lo que dice AMLO. Los empresarios se escudan en su discurso histórico de no intervenir en asuntos de política, aunque sí dispuestos a analizar y discutir las plataformas de los distintos candidatos: “no nos va a callar nadie” le dicen.
Los empresarios dicen que generan empleos. El tema aquí sería ver si esos empleos generan riqueza en los trabajadores o son salarios de anemia.
… Son los empresarios los que han controlado el salario mínimo nacional de 89 pesos diarios, apenas para poco o casi nada. Y generan para sí grandes ganancias, en tanto que también es cierto, se han alimentado en sus riquezas mediante contratos extraordinarios con los gobiernos, asignados a ellos de forma, digamos, no transparente.
AMLO por su parte está en lo dicho: revisará contratos y beneficios. No está mal. Pero también será bueno que replantee la generación de empleos en condiciones y beneficios acorde con el capital y para mejorar la vida de millones de trabajadores y sus familias, de otra manera la confrontación deja de tener sentido social y se vuelve un pleito de compadres.
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