Los rostros de los campos de experimentación que emplean los caudillos para masacrar a la población son semejantes: pueden verse en El Guernica, de Picasso, después del bombardeo de la Lutwaffe alemana, o en los paisajes deprimidos mexicanos, desolados por la política económica y social del caprichato priísta ejercido durante casi un siglo.
El resultado del modelito económico y social aplicado para ahondar las brechas de la injusticia es simplemente macabro. Convirtieron el famoso cuerno de la abundancia porfirista en un paisaje cutre miserable y hambriento. Lo peor es que nadie dijo nada durante el proceso para detenerlo a tiempo. Todos, cómplices del suceso. Somos ya un país de esclavos.
Los próceres locales fingieron demencia mientras veían que todo el proyecto económico y social de las dichosas instituciones surgidas del maximato –el cardenismo y el alemanismo, por mencionar sólo algunos– funcionó a la perfección para eslabonar la pobreza mexicana a los fines del TLCAN, la cereza de ese pastel demoníaco, podrido por la ambición.
Todos se hicieron como que la virgen les hablaba cuando durante décadas se aplicó una lógica implacable de infelizaje sistemático para los más desprotegidos. y plenitud de abundancia para los inversionistas nylon. Los pobres siguen aportando el financiamiento para soportar la improductividad y el derroche de los poderosos.
Todos callaron cuando se aplicaban los preceptos tradicionales: postergar las reivindicaciones esenciales de los amplios estratos de la población y empoderar al infinito a los financieros locales, tristes gatos modorros del poder trasnacional neoyorquino, el patrón inconfundible de toda esta desgracia, el artero asesino de los sueños.
Nuestras clases dominantes, al servicio del patrón gabacho
El modelito, asentado en el empobrecimiento de la sociedad en su conjunto: donde el sector tradicional agropecuario subsidió el crecimiento anárquico urbano-industrial, a través del envío del excedente económico hacia esas actividades, causantes del enganche internacional y de las macrocefalias citadinas, hacinamientos de acarreados, de apaludidores para eternizar el infame modelito.
Nadie puede desmentir que, con el ahorro nacional, los gobiernos priístas contribuyeron a construir la costosa infraestructura básica para el uso del sector secundario industrial y manufacturero de la economía, estimulando, sin recuperación alguna, la importación de bienes de capital para producir artículos útiles para los poderosos.
El contubernio con los caciques y factores reales de poder agroexportadores,se realizó en el contexto de un círculo interior de clases dominantes, al servicio del patrón gabacho. Utilizando los medios de comunicación para acallar a los habitantes, seducirlos con la droga dulce del progreso. Pero nadie acudió al rescate.
El modelito desarrollista no ha garantizado ni un crecimiento magro
Bajos salarios para los trabajadores, estratosféricas utilidades e insumos baratos y suficientes para los explotadores del mercado cautivo, abundante oferta de mano de obra barata, convenios de trabajo encadenados y mudos, todo ello encaminado a la acumulación comercial e industrial. Todo para el financiamiento de las campañas de los faraones.
A lo anterior, sólo faltaba añadir las adquisiciones del gobierno, las cuantiosas exenciones impositivas y la facilitación al extremo de las inversiones privadas de los clanes favoritos, el consumo de la población inducido y la mayoría de las veces impuesto por el poder. Así, cualquiera puede.
El modelito desarrollista, que jamás ha garantizado siquiera un crecimiento magro persistente, es el causante de la asfixia nacional. La falta absoluta de oxígeno para desarrollar actividades productivas, o para intentar inversiones en zonas deprimidas. Es el resultado del bombardeo económico del caprichato priísta sobre el país , como el de la Lutwaffe sobre Guernica.
Con AMLO, última oportunidad para reordenar nuestras prioridades
Y ahora se espantan cuando alguien propone arribar a un país serio. Cuando plantea que la acumulación del capital esté amarrada con la correcta asignación de los recursos, cuando ofrece técnicas intensivas para impedir el desplazamiento de la mano de obra, única capaz de ensanchar el mercado interno, hoy entregado al gabacho.
Posiblemente sea la última oportunidad para reordenar las prioridades de la nación. Para cambiar el modelito cutre. Aumentar la demanda de bienes socialmente necesarios y de consumo popular cuya producción detone un gran efecto multiplicador sobre una economía condenada a muerte. Es ya la única alternativa posible. Todo lo demás se lo acabaron.
Pero como llegamos tarde, hoy día hasta la ampliación de la demanda efectiva para crecer la han puesto en crisis. El modelito mezquino del caprichato priísta no permite la expansión democrática de la economía ni su capacidad para participar internacionalmente en condiciones de decoro y competitividad.
El modelito está obstruido por el tamaño del mercado interno: la gente no consume bienes socialmente necesarios, porque no tiene ingresos, y “la otra” gente no los produce porque nadie compra. Si nadie compra, no hay empleos. Si no hay empleos, hay hambre e injusticia. No estamos hablando de África, sino de México, nadando en recursos enormes y carísimos.
México habría sido un país serio, si los gobernantes actuaran en serio
Es el campo de exterminio definido por el caprichato priísta. El triunfo de los indolentes sobre el trabajo, la justicia, la dignidad y la vida misma. El coto de caza que desde el tricolor se defiende para seguir siendo explotado por el patrón gabacho. La carcajada del gato, en su máxima expresión. Nunca mejor dicho.
Nunca se alentó la capacidad de la sociedad para utilizar en forma racional y óptima los recursos humanos, naturales, financieros, tecnológicos de que dispone. Los factores que podrían haber impulsado a la nación, nunca tuvieron participación equitativa en este desmadre nacional. Todo fue siempre cuestión de favoritos.
Muchos dijeron que esto hubiera sido en un país serio o en alguno donde cuando menos se hubiera tomado la decisión de actuar en serio.
Muchos piensan que nada se puede intentar en un país que no respeta a su pueblo, que abdica de aplicar la Constitución y sus leyes, que ha renunciado de antemano a su soberanía en favor del gabacho. Ninguna de las recetas pueden aplicarse si en alguna negociación sobre el campo o la fábrica, los fruncionarios pidan a los reclamantes presentar sus peticiones en formatos Power Point.
Toooodos contra el puntero. Quiere borrar corrupción y privilegios
¡Y los causantes de esta desgracia, todavía pensando en hacer más daño! Ocupados en saber cómo se robarán la siguiente elección presidencial, si derrochando impunemente los recursos del pueblo ante autoridades pacatas que no dicen ni chus ni mus, o contratando a Hildebrando Zavala, más Calderón y Margarita, la del rebozo mordido, a quien obligaron a renunciar pensando ingenuamente que sus pocos votos se irán en automático al costal de José A. Meade, impulsor del modelito.
O las dos juntas, coinciden los mandarines del capichato priísta. ¡Tooodos contra el puntero! ¡Todos contra ese miserable que quiere borrar corrupción y privilegios! ¿Pues quien se cree?
Este pedo ya es insostenible, dijera el panzón de Cadereyta. No sólo el modelito político, también el económico y social se encuentran en sartenes.
¿A usted le gusta el modelito?
Índice Flamígero: Y es por la desmedida ambición de Herminio Blanco y de su empleado Ildefonso Guajardo, dizque secretario de Economía, que el modelito TLCAN está atorado. Ambos están montados en su macho de permitir que las armadoras asiáticas y europeas –de las que son asalariados– estén asentadas en territorio nacional con mayores ventajas que las estadounidenses. Lo peor, que utilicen esas ventajas que aquí se les ofrecen para inundar el mercado de la región con sus vehículos, relegando a un segundo término a los de EU. + + + Por cierto, ya verá usted que, antes de que termine la semana, Donald Trump va a anunciar que su país reducirá la importación de azúcar, lo que afectará a los productores mexicanos, pero beneficiará a los consumidores. Y es que, igual que sucede con la sal, el endulzante de caña es más caro aquí que en el extranjero, gracias a las políticas “nacionalistas” del gobiernito de Peña Nieto. + + + En torno a la polémica desatada por EPN por su afirmación sobre la autosuficiencia alimentaria a la que, con otras palabras, calificó de demodé, la siempre aguda Bibi Villavicencio se suma a lo ya dicho aquí por don Rafael Segura Millán y don Rubén Mújica Vélez: “Sí, en algún momento hubo un incremento en la producción de maíz, pero la historia va así. Maseca (&%/$), casualmente, quería maíz blanco para su harina. Estados Unidos no produce maíz blanco en suficiencia. Se cultiva el amarillo para forraje, lo que no quiere decir que no sea apto para consumo humano. Entonces, Sinaloa y zonas aledañas cambiaron sus cultivos por maiz blanco. A los agricultores les dieron semilla certificada, fertilizantes, agua y… ¡voilà! Hubo una producción por hectárea altísima, mucha rentabilidad, contra el arroz que se dejó de cultivar en Sinaloa. Pregunte, si no, a la familia Clouthier. También se relegó la producción de soya, Por eso, ahora el arroz es mayormente importado. Sólo nos queda el Morelos. Desde luego que la autosuficiencia solo fue para los masecos, que vos sabéis quienes son.”
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