• Tú que no puedes, yo que me acuesto
• De buenas intenciones, empedrado el…
Vamos de gane con el Programa de Prevención del Delito, presentado ayer en Aguascalientes por el secretario de Gobernación, en presencia de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, preocupa porque sólo ofrece lineamientos muy generales, aunque sería sano creer que los detalles son materia de sigilo en tratándose de una estrategia de seguridad interior.
Con todo, el programa adolece de concreción, de sustancia, de carnita como dijeran los viejos reporteros. Se queda en abstracciones, oquedades, que por momentos se antojan ingenuas. Seguro que el presidente de la república tiene las mejores intenciones, pero observadores y analistas esperaban algo realista, concreto, terrícola y no únicamente propósitos al viejo estilo.
La “estrategia” del programa tiene cuatro ejes, los manejados desde la inauguración de Peña Nieto: prevención de la violencia escolar, prevención de las adicciones, prevención de la violencia familiar y detección temprana de problemas conductuales.
Cuatro tareas imposibles de que arrojen resultados tangibles. Requieren de terapistas dedicados de tiempo completo al tratamiento de los enfermos de las emociones.
Violencia escolar, adiciones, violencia familiar, problemas de conducta no se resuelven jamás desde afuera del fuero interno del individuo. Requieren de un programa de recuperación de naturaleza espiritual, cuyo paradigma podría ser el de los 12 pasos de la comunidad de AA.
El presidente de la república, durante la presentación del programa en Aguascalientes, consideró, y muy bien considerado, que la sociedad mexicana merece la paz. Nadie lo duda. Todos estamos hartos de la violencia; en zozobra permanente porque los siguientes masacrados podríamos ser nosotros; porque el siguiente periodista asesinado podría ser yo.
La estrategia la había bosquejado el secretario Osorio Chong, el 17 de diciembre durante una reunión del Consejo de Seguridad Pública en Palacio Nacional: seis ejes planeación, prevención, protección a los Derechos Humanos, coordinación real, evaluación y retroalimentación. Así como así, suenan a generalidades. Y no habrá presupuesto que aguante, menos los 118 mil millones de pesos asignados a la prevención. Hay datos duros que lo corroboran: la masacre de músicos en Nuevo León, la violación sexual de las turistas españolas en Acapulco, el atentado al procurador de justicia de Morelos para no mencionar la cuota diaria de ejecutados.
Rosario de generalidades en las tareas del programa asignadas a las nueve secretarias que participan en el intento (perdón por la acidez en el enfoque pero es mejor caer mal que no decir la verdad):
1. SHCP – Dar seguimientos y vigilar la trasparencia en el uso de los 118 mil 800 millones de pesos para la prevención. (¿Y el seguimiento a las cuentas sospechosas de provenir del comercio criminal?).
2. Sedesol – Desarrollar programas para municipios vulnerables, para que salgan de la condición de extrema pobreza… Uf. Más de lo mismo y la pobreza se dispara día a día.
3. SEP – Promover el acceso a la educación de calidad… (Y quiénes imparten educación de calidad en este país de un sistema escolarizado desmantelado).
4. Salud – Brindar tratamiento para las adicciones y promover la calidad en la atención médica. De las adicciones ya lo hemos advertido. El tratamiento implica una profunda dosis de espiritualidad.
5. Economía – Desarrollo productivo de regiones en descomposición social y económica por la violencia. Ya estoy viendo retornar a Juárez, por ejemplo, a cientos de empresarios que tuvieron que huir y establecerse en El Paso.
6. SCT – Promover la movilidad segura (…) 7. Trabajo – Promover el empleo formal (por dónde si el mercado depende de la oferta y la demanda) con ingreso digno. Uy, uy… (Y cuál es el ingreso digno). 8. Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano – Rescatar el espacio público y generar sentido de pertenencia. (y siguen las interrogantes) 9. Segob – Encabezar la comisión intersecretarial (Lo único comprobable).