Francisco Gómez Maza
• Meade, el servilismo ante Peña Nieto
• Esa loza en el lomo será su perdición
Su perdición ha de ser no haberse deslindado, no sé si a tiempo o aunque fuera a destiempo. Más valía que hubiera pintado su raya. La carga que trae en los lomos es más pesada que la laja con la que el Pípila se protegió para incendiar el portón de la Alhóndiga de Granaditas, al inicio de la guerra de independencia.
El pase se lo puso a los pies, el moderador del segundo debate en Tijuana, León Krauze. Y él no quiso shutar a la meta. Tan sencillo habría sido cubrirse de gloria y ganar muchos puntos en las preferencias del aficionado. Pero le sacó al bulto. Prefirió quedar bien con el diablo que entrar en la gloria divina.
Ahorita, en estos momentos, estaría disputándole el primer sitio al puntero. Pero cuando los priistas las dan, no hay poder humano que los convenza de que darlas es totalmente indigno, vergonzoso y vergonzante. Y les cuesta muy, pero muy caro.
El moderador le preguntó a Meade, en el debate del domingo, si el presidente Enrique Peña Nieto tomó una mala decisión al invitar a Donald Trump a Los Pinos, donde – y esto lo digo yo – lo festejó como a un jefe de estado, como al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, si siquiera haberse celebrado las elecciones en el imperio. Y resbaló Meade, o lo hizo bien consciente. Quién lo sabe. Yo creo que lo hizo como lo habría hecho el siervo fiel, indigno, servil, que a pesar de que su amo es odiado por sus vasallos por injusto, no se atreve a contradecirlo. Y ahí está su perdición.
Meade le aseguró a Krauze que Peña no se equivocó. Y esta estupidez del candidato del PRI la aderezó con otra peor, más vergonzosa, más cínica, más temeraria y que puede costarle perder un juicio por difamación en cualquier juzgado. Acusó a López Obrador de postular a Nestora Salgado, “…una secuestradora que está libre por la falla de la policía”. Válgame dios. Qué temeridad la del lobezno vestido con piel de oveja.
En nuestra entrega del lunes dejamos clara la historia de Nestora, avalados por VERIFICADO 2018, así como por los hechos judiciales en torno a la excarcelación de la comandante de las guardias comunitarias en Guerrero, que salió libre de toda culpa por ser falsas y arteras las acusaciones de secuestro masivo.
Imagine a una mujer secuestrando a 50 pelados. Y VERIFICADO 2018 es un equipo de profesionales del periodismo que está realizando un trabajo verdaderamente trascendental para defender el derecho de los ciudadanos a la información verdadera, en estos tiempos electorales, cuando muchos se aventuran a proferir mentiras, medias verdades, distorsiones, fantasías, falsedades con tal de posicionar a su candidato. Y la mayoría de la gente se las cree por flojera mental. Acudid a nuestra entrega de ayer, si es que no habéis leído esta historia que eleva la temperatura de las mentes enfermas: El delito, la difamación de Meade
Pero dejemos de lado el injusto asunto de la difamación contra Nestora. Eso, como le dijo Meade a López Obrador, queda a final de cuentas en la conciencia (si es que tiene) del candidato del PRI.
Es mucho más preocupante que, estando los mexicanos muy enojados con Peña Nieto por el enorme avance de la corrupción, la impunidad, la simulación y el cinismo durante su sexenio, alguien que pretende ser elegido para sucederlo no se deslinde del presidente impopular, muy impopular. Pululan los casos de corrupción, de manos libres a los cárteles del narcotráfico, las desapariciones forzadas, las ejecuciones por miles, los cementerios clandestinos, las ejecuciones extrajudiciales, y las mayorías están, perdón por la palabra, muy encabronadas, fenómeno que explica el hecho de que López Obrador sea el puntero en las encuestas, porque las mayorías están cansadas, están, como se dice vulgarmente, hasta la madre del PRI y de los priistas.
Pero por lo que vimos y oímos y no oímos en el segundo debate celebrado en Tijuana, Meade nunca va a deslindarse de Peña Nieto. Y si “gana” la elección la ganará por el fraude cibernético, porque la gente no vaya a votar masivamente. Y eso es lo que están tratando los ingenieros del fraude electoral. Que los mexicanos no vayan a las urnas para que no cambie nada y los priistas de las clases dominantes continúen siendo los amos, los dueños, los que llevan la mano. Y no pasará nada. Se los juro. Priistas y panistas, independientemente de que no gane o gane el jovenzuelo de Atlanta, continuarán en el negocio de acumular dinero mal habido, a costa de la pobreza generalizada de los mexicanos. Y sigan regalando al país a los grandes capitalistas del exterior, especialmente de los Estados Unidos.
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