Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George*
La patria chica de ya saben quien, el Estado de México, lidera en 2018 a las entidades con más secuestros. En homicidios dolosos –asesinatos-, disputa el tercer sitio.
Las muertes violentas, por supuesto, son causa de dolor y luto familiar y social. Los secuestros, sin embargo, por la incertidumbre y el temor inmediato de los parientes de las víctimas que intuyen un desenlace indeseado, dejan no sólo la secuela económica que implican el pago de rescate, sino el trauma sicológico.
Datos sistematizados -que se prestan mecánicamente a la comparación-, con base en fuentes oficiales hablan de que, aún sin terminar el actual sexenio, la cifra de asesinatos ya va en 105 mil 322. Concluido el sexenio anterior, el reporte registra de 103 mil 537.
Si uno se atiene al discurso gubernamental, de la superación de records respecto de administraciones anteriores, en esa asignatura ya está establecido un máximo histórico que no incluye los homicidios culposos.
El mismo registro revela que los crímenes dolosos tienen como artefacto las armas de fuego.
Para colocarnos en el mes de abril, los asesinatos alcanzaron en el mes la suma de dos mil 737.
En materia de secuestros, comparado con el primer cuatrimestre de 2017, aunque habrían disminuido, de todas maneras en 2018 la suma es de 489. Unos 132 por mes. Repetimos, el Estado de México está en la punta.
Doce años sin una estrategia eficaz
Contra la estadística no hay defensa. Menos, si en ese exterminio ya están en la mira agentes políticos y candidatos a puestos de elección popular.
Desde el punto de vista objetivo, realista, ¿quién cree que los candidatos presidenciales puedan hacer algo, sobre todo aquellos que son abanderados de la continuidad?
Ninguna confianza en el llano, si por ningún lado se presenta la estrategia que sustituya la actual que, de otro lado, desde 2006 fue nula y, por lo tanto, fallida. Maldita suerte.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.