Claudia Rodríguez
No quedan más que 23 días para que de ser posible, los ciudadanos nos volquemos a las urnas electorales el próximo primero de julio, y a la vez todos estemos al pendiente de ese suceso importantísimo en la vida política del país ya que en esta ocasión por primera vez en casi un siglo, el juego democrático pone sobre la mesa el seguir con el mismo modelo de Gobierno o dar grandes pasos de cambio.
Ya quedaron atrás –por fortuna–, aquellas campañas faraónicas en donde el Revolucionario Institucional paseaba al sucesor de la Presidencia por todo el país, y en donde el día de la elección los ciudadanos tenían dos caminos: salir a votar por un candidato único, o no convalidar tal teatro.
Justo el inicio de este siglo, fue la entrada para la alternancia de partidos cuando el PRI entregó al PAN la Presidencia, incluso en bandeja de plata al abandonar en la campaña a su candidato Francisco Labastida y para que no hubiera duda y atajar cualquier controversia, el mismo Ernesto Zedillo justo la noche de la jornada electoral y a minutos de que la autoridad electoral presentara los resultados preliminares, el mandatario priista reconoció el triunfo del panista Vicente Fox.
Dos sexenios el PAN en el Ejecutivo federal, fueron suficientes para que regresara el poder a sus primos del PRI, pese a que la izquierda ya venía empuñado fuerte.
Pero en este 2018 el tablero de la elección presidencial no sólo muestra posibilidad de alternancia partidista, sino también de modelo de Gobierno.
Aunque aún estamos en el trance de movilización de recursos económicos, materiales y hasta humanos para ganar votos desde todos los partidos políticos y más del que tiene a su disposición la estructura de la Administración Pública –de forma ilegal, claro está—; para algunos la apuesta está en el aire, aunque para otros, la elección está definida.
Todos saben que los priistas no dejarán de echar mano de los recursos públicos a su disposición para movilizarse e intentar violentar el voto, de su estructura territorial, del tiempo en medios de comunicación y de muchas posiciones más a su favor para intentar ganar la elección; pero parece que esta vez no alcanzarán todos los peculios que usen para ganar o arrebatar, lo cual, es ya también un crimen para una sociedad que se empobrece cada vez más, tanto cuantitativa como cualitativamente.
Si la democracia mexicana cuesta tan cara, hagamos que valga nuestro sufragio sea cual sea nuestra decisión, y como bien dicen los priistas y los panistas justo en este momento, las elecciones no se ganan con encuestas, sino en las urnas.
Todavía nos falta mucho camino por recorrer en materia de un voto libre e informado, sin embargo, la democracia se construye con la participación real de todos los mexicanos, más allá de que sean candidatos o ciudadanos.
Acta Divina… Lemas de campaña de quienes en los últimos tiempos llegaron a la Presidencia. Luis Echeverría Álvarez: “Arriba y adelante”. José López Portillo: “La solución somos todos”. Miguel de la Madrid Hurtado: “La renovación moral”. Carlos Salinas de Gortari: “Que hable México”. Ernesto Zedillo: “Bienestar para tu familia”. Vicente Fox Quesada: “El voto del cambio”. Felipe Calderón Hinojosa: “El presidente del empleo”. Enrique Peña Nieto: “Mi compromiso es contigo”.
Para advertir… Y todos como muchos más, nos fallaron.
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