En la Nota de Coyuntura “Estados Unidos impone aranceles a las importaciones de acero y aluminio de México, Canadá y la Unión Europea: importancia para el comercio, la implementación de la medida e implicaciones generales”, el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB) del Senado de la República reseña el reciente anuncio del Presidente estadounidense mediante el cual se cancelaron las exenciones arancelarias para las exportaciones mexicanas, canadienses y europeas de acero y aluminio.
Se analizan las reacciones inmediatas de dichos socios comerciales de Estados Unidos, así como de algunos productores dentro de este último país, que se sienten amenazados por la política comercial del mandatario.
Los analistas del CEIGB hacen notar que el nivel de producción de acero por parte de Estados Unidos es insuficiente para satisfacer la demanda interna, por lo cual es estrictamente necesario importar este metal para el funcionamiento óptimo de las industrias que lo utilizan como insumo.
Por lo tanto, “la dependencia de varios estados del país a las importaciones de acero sugiere que la imposición de aranceles puede ser en realidad una medida contraproducente y tener un impacto en la economía. Más aún si ésta se aplica en contra de sus principales proveedores”, entre los que se cuentan tanto Canadá como México.
El documento observa que Canadá es el primer proveedor de acero de Estados Unidos. Por su parte, “México se ubica como el cuarto mayor proveedor de acero y el décimocuarto de aluminio de Estados Unidos. En 2017, las exportaciones mexicanas hacia ese mercado sumaron 3.2 millones de toneladas de acero y 56.9 mil toneladas de aluminio, con una participación de 1.4% de las importaciones totales.”
Si se analiza en términos regionales, un estado como Michigan (central para la industria automotriz estadounidense), “depende en un 70% de las importaciones de acero y aluminio provenientes de Canadá y México para mantener la productividad de los clústeres automotrices”.
Posterior al anuncio de Donald Trump el 31 de mayo, la investigación del CEIGB apunta que “las reacciones, tanto por parte de actores económicos dentro del propio Estados Unidos, como de los países afectados no se hizo esperar”. México fue el primer país en responder, anunciando la imposición de aranceles de entre 5 y 25 por ciento a una serie de productos estadounidenses.
En cuanto a la Unión Europea, la Nota de Coyuntura refiere que las autoridades comunitarias anunciaron también la imposición de aranceles compensatorios, así como el lanzamiento de un proceso de resolución de disputas ante la OMC. Los socios europeos de Estados Unidos publicaron dos listas con productos estadounidenses que estarían sujetos a aranceles; mientras que los primeros se gravarán a partir del 1º de julio próximo, los segundos lo harían hasta que la OMC resuelva la denuncia interpuesta por la UE.
Por su parte, Canadá también anunció la imposición de aranceles compensatorios y el inicio de una demanda ante la OMC. La investigación recupera la lista de productos susceptibles de ser gravados con un arancel canadiense de entre 10 y 25 por cierto cuando provengan de Estados Unidos, en la que “llama la atención la repetición de algunos de los artículos que se encuentran en las listas europeas, y la inclusión de botes y barcos, algo que no sólo está en las listas europeas sino también en la mexicana”.
Los investigadores señalan que, incluso dentro de Estados Unidos, la medida del Presidente Trump no fue bien recibida, pues “está enfocada a beneficiar únicamente a los productores de acero y aluminio de Estados Unidos en detrimento de todas las cadenas de suministro que utilizan dichos metales”, de tal suerte que se crearán “algunos nuevos empleos en las plantas fundidoras en territorio estadounidense”, pero “muchos otros se perderán en diversas industrias manufactureras”.
Según cálculos de distintos centros de pensamiento y casas consultoras norteamericanas, por cada empleo que los aranceles del Presidente Trump crearán en su país, se perderán alrededor de16 en otras industrias.
Al final, el CEIGB apunta que las tensiones comerciales – reflejadas en las relaciones de Estados Unidos con China y con sus socios del TLCAN, así como en la investigación sobre el posible establecimiento de nuevos aranceles a las importaciones estadounidenses de automóviles – están atravesadas por “las elecciones intermedias que se celebrarán en Estados Unidos el próximo 6 de noviembre”, las cuales trastocan la estructura de incentivos y riesgos políticos a partir de los cuales el Presidente Trump tomará sus decisiones en el corto plazo.
El CEIGB también analiza potenciales implicaciones de esta guerra arancelaria sobre la renegociación del TLCAN advirtiendo que el interés actual de la Casa Blanca de “partir las negociaciones norteamericanas y transitar hacia dos acuerdos bilaterales – uno con México y otro con Canadá – son también una muestra de que la cancelación de las exenciones arancelarias son parte de una estrategia de presión estadounidense sobre sus socios”.