Claudia Rodríguez
Si a los empresarios del país los tiene muy, pero muy preocupados los tonos de violencia e inseguridad que estamos viviendo; qué será de nosotros simples mortales que para nuestra defensa personal y de familia contamos con la simple intuición de estar alerta, casi hasta del vecino.
Esta terror revelado en homicidios, secuestros, mutilaciones, desapariciones y asaltos de todo tipo, no nos equivoquemos; son cosa engendrada por los actuales o incluso anteriores Gobiernos federales y locales, y no por los que vendrán, los que ostentarán la responsabilidad en su momento y de la que se espera no sea tan negativa.
De igual forma, cuando la paridad del peso-dólar escala sin medida, también se debe a la flaqueza de nuestra economía y mercado. La incertidumbre de si este país habrá de tomar un nuevo rumbo decidido en las urnas, apenas es un factor que influya en el tipo de cambio, e incluso hay financieras internacionales que hablan de certidumbre sea cual sea el candidato presidencial que gane.
Ya en serio: ¿En dónde está el piloto de esta nave que es México? Ya ni siquiera los meteoros pluviales o de temperaturas extremas, son asunto que interese al Ejecutivo federal, cuando estos mismos han provocado en los últimos días afectaciones terribles, que tienen que ver no sólo con lo material, que ya es mucho para quienes apenas sobreviven con sueldos míseros, sino también en cuestiones sanitarias.
El presidente Enrique Peña Nieto, por lo que se ha escuchado, dice no meter las manos en el proceso electoral, pero en realidad tiene metido todo el cuerpo en la sucesión presidencial y claro, por qué no, en el Mundial de fútbol de Rusia y por supuesto en el del Tratado de Fútbol Canadá, Estados Unidos y México 2026.
Pero así como hace unos días le hacían el caldo gordo a Peña los empresarios por su embestida contra el candidato Andrés Manuel López Obrador de la coalición Juntos Haremos Historia; en esta ocasión, le reclaman al mismo presidente de la República, que ponga orden y que cumpla con su principalísima función de Estado, que es proporcionar estabilidad a todos los sectores de la población –aunque aquí sólo importan ellos– a través del orden, la paz y la seguridad.
El sector empresarial se sentó a la mesa con autoridades de la Secretaría de Gobernación (Segob) y de la Procuraduría General de la República (PGR) para detallar un “plan de choque emergente” en contra del crimen organizado.
En conclusión de los empresarios, la violencia que se vive en México es de niveles de pandemia, y no se equivocan. Lo curioso es que cuando un organismo o sector de la sociedad de ideas distintas a los mismos empresarios y a la autoridad federal en turno lo señala, nos tildan de chiflados, de fantasiosos y hasta críticos a ultranza del sentido inverso.
Lo que también ya saben los empresarios como muchos más mexicanos, es que a la autoridad o se le acabaron las ideas, o simplemente no piensan mover un dedo para aliviar el grado de inseguridad ya que continuarán por la línea del discurso de que todo lo que aquí sucede es por el interés de López Obrador y su equipo de llegar a la Presidencia.
La realidad es que los mexicanos volamos descaradamente a la deriva, y en Los Pinos creen por el contrario que pusieron el piloto automático para al menos llegar ellos, a buen puerto.
Acta Divina…“Estamos profundamente indignados por el abandono de muchos gobiernos municipales y estatales que prácticamente han bajado la cortina y se han puesto el antifaz que les permite ser cómplices pasivos. Exhortamos a las autoridades a no claudicar en su responsabilidad, pues no se vale que los gobernadores y los alcaldes le saquen a su responsabilidad. Si no están dispuestos, gobernadores o alcaldes a enfrentar la inseguridad, que se vayan a su casa”: señaló Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex.
Para advertir… Nosotros entre el deber, el miedo y el hartazgo.
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