Luis Alberto García / Kiev
*Ucraniano de origen, convertido en héroe de la antigua Unión Soviética.
*Fue formado con disciplina militar, conocido como el “Cosmonauta”.
*Reconocido como el mejor jugador del este europeo, lo quería el Real Madrid.
* Ganó el “Balón de Oro” en 1975, como Lev Yashín en 1963.
En la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se exigía el máximo esfuerzo a los deportistas y, sin pensarlo demasiado, el ucraniano Oleg Blokhin, respondió con trofeos, velocidad, goles y un carácter templado como el acero, cualidades que le hicieron ganar el “Balón de Oro” europeo en 1975
Con el Dínamo de Kiev -equipo en el que jugó entre 1969 y 1987 y donde nació el 5 de noviembre de 1952-, se alzó como el delantero más laureado de Europa del este, ganándose entre los niños el apodo cariñoso de el “Cosmonauta”.
Oleg se forjó con extenuantes entrenamientos bajo la severísima disciplina del coronel Valeri Lobanovsky, director técnico de su club y de la selección nacional de la URSS, practicante metódico de maniobras que permitieron al futbolista afinar magníficos cambios de ritmo, desmarques y precisión despiadada en los remates.
Blokhin -hijo de un oficial del Ejército Rojo, de quien heredó la expresión dura y el porte autoritario- ingresó a la academia del Dínamo a los diez años de edad, tratando de ejecutar la mayor velocidad favorable en todos los elementos técnicos que ayudan a marcar goles.
Con su club llegó a la Final de la Supercopa de Europa de 1975, y asombró a los asistentes al Estadio Olímpico de Munich cuando, ya conocido como la “Flecha Ucraniana”, atravesó la defensa del Bayern liderada por Franz Beckenbuer, realizando un gol que lo consagró: el partido finalizó 3-0, con un triplete (“hat-trick”) de Oleg.
Esa actuación lo convirtió ese año en el segundo soviético en obtener el “Balón de Oro” de la revista France Football, tras el legendario guardameta Lev Yashín (1963), distinción que le ganó nada menos que al llamado “Kaiser” y a Johan Cruyff por 122 votos a su favor, que le rompió Michel Platini con 127 en 198, una década después.
Fue tal el impacto que causó en Europa occidental, que el Real Madrid intentó adquirirlo sin éxito en 1977 y 1981, como había ocurrido con el húngaro Ferenc Puskas en 1956, conocido en España como “Cañoncito- Pum”.
El soviético -que entrenó como velocista en su juventud- acudió a dos Juegos Olímpicos y en los primeros, en Munich 1972, aseguró el liderato del Grupo 2 para la selección roja con un triplete a México en la victoria de 4-1 europea que dejó a los del “Tri” verde en el subliderato.
En Mundiales, asistió a España 1982 y a México 1986, y éste lo vio desde la banca con la eliminación de la URSS en Octavos de Final, con dos goles polémicos en la victoria 4-3 de Bélgica.
Desde los 18 años fue la joya del futbol nacional, sin que se le permitiera fichar en otros equipos europeos que exigía su presencia al costo que fuera; pero a Blokhin se le consideraba un militar patriota, que jugaba si mayor paga, y por ello consiguió el grado de Comandante, participando como amateur en los Juegos Olímpicos de Munich y Montreal.
La “Perestroika” impulsada por Mijail Gorbachov a partir de 1985 le permitía jugar en el extranjero; sin embargo, con 33 años, ya no quiso probar suerte en los grandes clubes de Europa, enrolándose en el Vorwarts Steyr de la Segunda División de Austria y luego en el Aris Limasol de Chipre, antes de convertirse en técnico en Grecia en 1990.
Con la camiseta escarlata de la selección nacional soviética marcó 42 goles en 112 partidos, y como técnico de Ucrania, ya país independiente ante la disolución de la URSS, con Andriy Shevchenko como máxima estrella, llevó a la selección a su primer Campeonato Mundial –Alemania, 2006- hasta los Cuartos de Final, y este año la dirigió en su primera Eurocopa, en casa, quedándose fuera en la fase inicial.
Los viejos aficionados lo añoran, porque cañoneros como Oleg Blokhin son irrepetibles.
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