Desde 2012, presidentes del CEN del PRI van y vienen, pero quien es inamovible es el secretario de Finanzas, el mexicalense Luis Vega Aguilar. Por sus manos han pasado cientos, miles de millones de pesos para las campañas de los candidatos tricolores durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Y hoy mismo, Vega Aguilar está haciendo llegar enormes cantidades de dinero a cada uno de los 300 distritos electorales, para la compra del voto el próximo domingo.
Fuentes de su propia oficina lo balconean: “Vamos a enviar 10 millones de pesos a un número reducido candidatos a diputados federales y entre 5 y 6 millones para los candidatos a diputados locales”.
Su temor, empero, es que esas cantidades no lleguen íntegras a los posibles votantes. Que entre hoy lunes y el sábado, esas cantidades se vean mermadas, que sean ordeñadas por quienes la deben repartir.
Este dinero, aclaran, no es el que ya se está repartiendo a través de teléfonos celulares. Es exclusivamente para la compra del voto y debe justificarse contra credenciales de elector. Cada distrito local y federal debe garantizar 15 mil votos comprados… a favor del PRI, claro, y del “honesto” Meade.
¿De dónde salen esos dineros que, por supuesto, no serán fiscalizados por el inútil INE? Pues directamente de Los Pinos.
Vega Aguilar es el hombre de Peña en el CEN del PRI. Lo ha sido desde el gobierno del Estado de México, cuando fue secretario particular del Secretario de Administración (EPN) y secretario auxiliar del gobernador Peña Nieto en el periodo comprendido entre 1999 y 2001. Asimismo, fungió como coordinador administrativo de la Secretaria de Administración y posteriormente como Cajero General de Gobierno (2001-2004). De 2004 a 2011, fue secretario de Administración y Finanzas del CDE del PRI en el Estado de México y desde 2012 encabeza la Secretaria de Finanzas y Administración del CEN del PRI.
Dinero de los contribuyentes, no de la bolsa del muy enriquecido ocupante de Los Pinos, para defraudar la voluntad de los propios contribuyentes. Fraude total.
¿Pura Puri? ¿O pura m…?
Purificación Carpinteyro fue la “botana” de la semana anterior. Su participación en el tercer debate de candidatos a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México arrancó carcajadas… pero también ese sentimiento al que se conoce como “vergüenza” ajena.
Es, usted lo sabe, candidata de lo poco que ya queda de Nueva Alianza. Testimonial.
Entre sus muchas presunciones está el de la honestidad, apelando a la desmemoria que nos caracteriza.
Pero, de verdad, ¿ya se nos olvidó que hace apenas cuatro años –que se cumplen precisamente hoy– fue balconeada al darse a conocer una grabación telefónica en la que decía a su interlocutor, un alto funcionario de Telefónica, que se habían sacado la lotería por un bisnes que estarían a punto de echar a andar.
Y ese bisnes era un negocio de telefonía móvil, cuando ella era secretaria de la Comisión Legislativa de Comunicaciones y Transportes, como cuota del PRD que la había hecho diputada.
Un conflicto de interés flagrante que hoy hace interrogarse a cualquiera. ¿Es pura Puri? ¿O pura madre?