Por Aurelio Contreras Moreno
Este domingo, mientras Julen Rementería del Puerto recibía su constancia de mayoría como senador electo de primera minoría por el estado de Veracruz, el dirigente estatal de su partido, José de Jesús Mancha Alarcón, declaraba que a pesar de la rotunda derrota en las elecciones de hace una semana, buscará reelegirse como presidente del PAN en Veracruz por otro periodo de tres años.
El tándem Rementería-Mancha representa a ese panismo que entregó el partido a los Yunes Márquez -desplazando a los liderazgos que construyeron el lento ascenso del blanquiazul desde la década de los 90 en Veracruz, cuando apenas si existía- desdibujándolo hasta llegar a lo que es actualmente: un mero instrumento de un proyecto político familiar.
Ello, a cambio de obtener beneficios económicos y políticos que tanto a Mancha como a Julen han resultado muy redituables. El primero, como ya se publicó hace unos días en este espacio, se convirtió en un “próspero” empresario constructor y mediático gracias a la ayuda, precisamente, de Julen Rementería, quien le otorgó contratos millonarios mientras encabezó la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP).
Pero las irregularidades de Rementería del Puerto en la dependencia estatal no terminan ahí. Una denuncia hecha llegar a este reportero exhibe presuntos malos manejos en la asignación de obras de la SIOP para obtener recursos que habrían ido a parar a su propia campaña al Senado y a la de su hijo Bingen Rementería a una diputación local.
Por principio de cuentas, se señala la adjudicación directa de diez obras por más de 377 millones de pesos, en las cuales se evadió el trámite de someterlas a licitación pública a pesar de sus montos, que van de 4.6 a 143.8 millones de pesos.
También se acusa que Julen Rementería habría asignado una obra a una empresa presuntamente relacionada con su hijo Bingen Rementería –que acaba de ser reelecto como diputado local del PAN por el Distrito 15 de Veracruz-, Desarrollo Integral de Infraestructura del Golfo S.A. de C.V., por un monto de 97.4 millones de pesos, para la reconstrucción de un camino de Soledad de Doblado a Oluta, bajo el contrato SIOP-OP-PE-062/2018-DGCCYCE.
Asimismo, se señala que en al menos otros seis casos se aplicó una maniobra de “pre-estimación”, en la que se habría pagado al 100 por ciento por un igual número de obras que no fueron concluidas o que ni siquiera se iniciaron en los municipios de Tantoyuca, Uxpanapa, Vega de Alatorre y Juan Rodríguez Clara, por un monto total de 88.5 millones de pesos.
Como resulta claro, todos estos manejos tendrían que haber sido detectados, en primera instancia, por la Contraloría General del Estado, que en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares no ha actuado de manera muy diferente de como lo hacían sus antecesores en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa: ni ve, ni oye ni hace nada.
Así que tocará al Órgano de Fiscalización Superior revisar con lupa la gestión de Julen Rementería al frente de la SIOP durante los ejercicios fiscales de 2017 y 2018, así como a la Auditoría Superior de la Federación en los casos en que se haya dispuesto de recursos federales.
Por eso a Julen le urgía obtener fuero a como diera lugar, aunque fuera perdiendo la elección. Y por eso Mancha se quiere quedar al frente del PAN. La corrupción no distingue colores ni militancias políticas. No es la primera, ni será la última vez.
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