Enrique Peña Nieto y Ricardo Anaya tienen un punto de coincidencia, juntos hicieron historia, como dirían los morenos. El primero hizo historia porque en cinco años echó por la borda 89 años de existencia del PRI, que se mantuvo más de las dos terceras partes de su participación política, como partido hegemónico y el segundo porque en menos de dos años dio un golpe mortal a los 79 años de vida, de un partido respetado y por el que han pasado muchos hombres respetables.
Mucho se habló en estas campañas políticas de que con Andrés Manuel López Obrador se daría regreso al pasado, pero nadie se dio cuenta que quien lo dio fue precisamente Enrique Peña Nieto, que en estos poco más de cinco años al frente del poder ejecutivo se empeñó el revivir la figura de primer priista de México, el amo y señor de todas las decisiones al interior del partido que fundó Plutarco Elías Calles en el año de 1929.
Nadie al interior del PRI, en donde muchos presumen de ser grandes conocedores de la política mexicana y de su partido se dio cuenta de las señales que mandó Peña Nieto con miras a acabar con el partido que lo llevó a la presidencia de la República.
Tampoco nadie se dio cuenta del mensaje que envió el hombre de Atlacomulco cuando les impuso a Enrique “El Clavillazo” Ochoa Reza, un personaje salido de la tecnocracia sin ningún vínculo con el Revolucionario Institucional, mucho menos con su militancia. Un personaje que llegó a la sede partidista de la colonia Buena Vista para hundir al tricolor. Antes el mediocre César Camacho había hecho su parte en esta perversa trama planeada desde Los Pinos.
“Haremos historia” fue el mensaje que les mandó a los seleccionados mexicanos después de que Corea eliminó a los alemanes y le dio el pase a la siguiente ronda a los “ratones verdes” como los bautizo el columnista del viejo Excélsior, Manuel Seyde, mensaje que nadie entendió al interior del partido y que era el mismísimo lema de campaña de Andrés Manuel López Obrador.
A Enrique Peña Nieto y a nadie más, es a quien los priistas deben culpar de la derrota en estas elecciones que tiene al PRI al borde de su desaparición, o al menos transformado de un dinosaurio a un bebesauiro.
Y que podemos decir de Ricardo Anaya, con sus desmedidas ambiciones le dio la puntilla al PAN, que hasta antes de esta elección se había mantenido durante sus casi 8 décadas de existencia como una oposición responsable y muy respetable.
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Se le acabó la agencia de colocaciones a Erwin Lino el secretario particular de Enrique Peña Nieto quien se dio gusto colocando amigos y familiares en puestos importantes, incluyendo a las embajadas. Se sirvió con la cuchara grande el muchachito…En las redes sociales crece la demanda de juicio en contra del nefasto líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, uno de los personajes que más se han beneficiado de las bondades de Petróleos Mexicanos la hoy llamada empresa productiva del Estado…¿Germán Martínez Cázares al IMSS? Pero si no pudo con la Secretaría de la Función Pública ni con el PAN, cargos que le regaló su ex -jefe Felipe Calderón. Aguas.
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