Ernesto Cordero, presidente del Senado de la República, afirmó que México aprendió la lección de 1985 y durante la emergencia que provocó el sismo del 19 de septiembre de 2017 demostró que es un país más fuerte, pero no se nos puede olvidar que los edificios que se colapsaron el año pasado “son prueba viva de la corrupción”.
Consideró el senador Cordero, que “salvo un par de edificios que no debieron haberse caído, todos los demás, eran casas a las que les levantaron tres o cuatro pisos más para hacerlos escuela, y nadie ha asumido la responsabilidad de esto”.
Durante la presentación del libro “La Grandeza Mexicana, el Espíritu contra la Adversidad”, el legislador destacó que, cuando se respetaron, los códigos de construcción cumplieron con su misión: “Tenemos edificios muchas veces más altos que los que teníamos en 85 y siguen de pie”.
La obra, que se presentó en la antigua sede del Senado, en Xicoténcatl número 9, es un testimonio fotográfico de las diferentes formas de apoyo que se vivieron desde los instantes que siguieron al sismo del 19 de septiembre de 2017, hasta unos meses después de la emergencia.
Aborda diversas expresiones de ayuda de la población mexicana, de las autoridades gubernamentales y las brigadas de rescate nacional e internacionales.
Cordero Arroyo destacó que al igual que en el terremoto del 19 de septiembre de 1985, que provocó la muerte de más de 20 mil personas, el año pasado la sociedad se movilizó de manera solidaria y generosa, pero también se contó con cuerpos de brigadistas y rescatistas profesionales, que arriesgaron su vida para salvar la vida de desconocidos.
El senador agradeció el apoyo que diversas naciones brindaron a nuestro país y propuso crear un sistema para que de manera automática e inmediata permita recibir la presencia de cuerpos de rescate de todo el mundo, pues aún existen problemas para coordinar de manera adecuada la ayuda de otros países.
La senadora Marcela Guerra Castillo, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores América del Norte, comentó que la adversidad sacó a la luz la grandeza mexicana y la sincera amistad y solidaridad que nuestro país inspira a nivel internacional.
Recordó que jóvenes de todas las profesiones y de extracciones sociales se encontraron con bomberos y policías, con personas de edad avanzada, con soldados y marinos, profesionistas y trabajadores de todos los oficios y rescatistas de todo el mundo; “despertaron como desconocidos y se fueron a dormir como hermanos”.
Queda el legado de una generación de jóvenes denominados como millennials, que se había pensado que eran indiferentes a los que sucedía en sus comunidades; sin embargo, se mostraron más comprometidos con sus semejantes en la necesidad; una lección que México deberá tener presente hacia el futuro, puntualizó la legisladora.
Agustín Barrios Gómez, presidente de la Fundación Imagen de México, hizo un reconocimiento a la labor de la sociedad civil y de cuerpos de rescate como el de Topos Azteca, quienes con su esfuerzo, conocimiento y capacidad de improvisar ante situaciones inéditas pudieron salvar vidas.
Señaló que la fuerza de la del activismo civil permitió transformar al país en los años ochenta y en los noventa, por lo que, desde esa perspectiva, somos ejemplo para el mundo.