Francisco Gómez Maza
• Sólo los diputados se llevan un millón libre, más otros dineritos
• La mayoría de los contratos, sin licitación pública, en el Ejecutivo
Felices se van los diputados de la LXIII legislatura (¿los de Morena, también?) con un buen billete, como debe ser en tiempos de holguras, moches y otras pingües corrupciones, cuando el dinero brilla para las clases poderosas y los políticos que ya se van para no volver.
Los legisladores se llevan poquito menos de un millón de pesos (907, 200.00) entre lo que ellos “ahorraron” y lo que les otorga magnánimamente la Cámara, por tres años de, júrelo que es cierto, levantar la mano y muchas, pero muchas veces, no tener ni idea de lo que están votando. Me consta.
Si hay un nutrido grupo de burócratas (500 diputados y 128 senadores) que entra al círculo del poder, “electos” por la mayoría en elecciones que, dice Lorenzo, vástago de mi amigo, gran luchador del pueblo, Arnaldo Córdova, son libres por tres años, y se enriquece a lo bestia, es ese, el de quienes la única misión que tienen es crear leyes y reformar la Constitución “en beneficio del pueblo”, lo que es mentira.
Reforman la Constitución y las leyes, pero para proteger a las clases dominantes y en contra del pueblo trabajador. Ejemplos, todas las reformas y las leyes emanadas de su corto y maniatado cacumen. Las reformas estructurales de Peña Nieto son todas para beneficiar a los detentadores de los grandes medios de producción. Para proteger sus intereses de las posibles afectaciones de los trabajadores y que estos se jodan y, si protestan, los jodemos.
Cuando terminen su “misión”, el 31 de agosto próximo, y les entreguen a los diputados de Morena las instalaciones del búnker de San Lázaro, medio dañado estructuralmente, los diputados de la 63 Legislatura recibirán el monto proporcional de aguinaldo, por ocho meses, y el ahorro que generaron durante tres años, lo que equivale al millón de pesos. Qué bárbaros, Ya no quiero ser diputado porque con López Obrador les van a rebajar, a los diputados, y a quien se deje sus sagrados emolumentos, ganados con el sudor de sus nalgas, el parlotear de su boca y el esfuerzo que implica levantar la mano o el dedo y decir “a favor”, “en contra”, o “abstención”.
Pero al millón de pesos por el fin de Legislatura se suman otros 600 mil pesos que recibieron los diputados por el pago de dietas y apoyos legislativos, de mayo a agosto, desde que acabó el periodo de sesiones y concluyeron las actividades legislativas.
Caramba. Todo está corrompido, todo está putrefacto. López Obrador ha prometido que acabará con la corrupción, pero es que los corruptos le dan la vuelta a todo. Son mañosos y sacan agua de las piedras.
En el sector del poder ejecutivo, las cosas están peor. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) pidió mayor transparencia en la adjudicación de los contratos, ya que 8 dé cada 10 se otorgaron de manera directa, sin concurso. Se refiere al sexenio que está por terminar. A través de una carta con destino en las oficinas de AMLO, la Cofece informa que los contratos en 2017 tuvieron un valor mayor a los 589 mil millones de pesos y sólo el 12% de las empresas ganaron uno mediante una licitación pública.
Y esto es otra forma de gran corrupción, en la que intervienen proveedores particulares que venden bienes y servicios al gobierno. Hay más. Pero no alcanza el espacio.
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