Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
Hacia finales de la década 80, la CTM y la CNC, con la exigencia de una reforma económica integral redistributiva, suscribieron el Pacto Obrero-Campesino.
Una asamblea nacional cetemista previa, en su pliego de peticiones, demandó básicamente la nacionalización de la banca para proteger el ahorro interno.
Para entonces, se había observado una intensa especulación bancaria que impactó el tipo de cambio peso-dólar y puso en crisis la balanza de pagos
A los meses, de hacerse pública la agenda del Pacto Obrero-Campesino, el tanque pensante de la Secretaría de Programación y Presupuesto recomendó al presidente López Portillo no tocar los intereses de la banca privada.
Establecidas las condiciones propiciatorias, el 1 de septiembre de 1982 López Portillo decretó la expropiación.
El PRI -con la fuerza de sus tres sectores y sus representaciones legislativas- y otros movimientos sociales, abarrotaron El Zócalo con más de 300 mil manifestantes en apoyo de la decisión presidencial.
Se creyó entonces que la expropiación bancaria era irreversible.
Ocho años después, Carlos Salinas presidente, que había sido integrante del tanque pensante de la SPP en los ochenta, inició el proceso de reprivatización del sistema de banca y crédito.
La moraleja es que no hay que tomar a título de fe las decisiones políticas y económicas del régimen, por más que sean elevadas a rango constitucional.
El expediente expuesto demuestra que las decisiones de gobierno son objetivamente reversibles.
Viene a tema el asunto, porque durante las campañas presidenciales de 2018, al menos tres secretarios encargados de despacho, el PRI y su candidato, afirmaron que la Reforma Energética y la Reforma Educativa no tienen marcha atrás.
Cambió en julio la correlación de fuerzas políticas y parlamentarias. Se perfila un nuevo poder presidencial y el Legislativo. El movimiento ganador es, precisamente, el que colocó en su plataforma de gobierno la revisión de las reformas transformadoras del peñismo.
Dos cosas hay que entender: No se puede luchar cuerpo a cuerpo con la Historia. Apostar contra la Ley de Probabilidades, puede ser una apuesta pedida de antemano.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.