Claudia Rodríguez
Es un hecho que en México, la movilidad social se ha reducido a su mínima expresión; es decir, tener más oportunidades educativas, laborales y patrimoniales que las de los progenitores o tutores.
Uno de los factores que en breve tendrá a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de México, es que somos un país de grandes y profundos contrastes pero sobre todo, de inequidad. Por años los gobernantes han prometido abatir tal desigualdad, y sin ir más allá, sólo las cifras demuestran que por el contrario, ésta se ha profundizado.
La clase privilegiada del país, no tiene por supuesto ningún problema de movilidad social. Nacen en el “penthouse de la sociedad” y ahí mismo se mueven; la clase media y los mexicanos de más bajos recursos por el contrario, pasan verdaderos apuros ya no se diga por tener mejores oportunidades que sus padres, sino hasta para no perder patrimonio o herencias.
La movilidad social refleja la igualdad o la desigualdad de oportunidades de una sociedad, la cual claro, puede analizarse desde diferentes ópticas.
Si dicha movilidad se explica desde el terreno de la educación de los mexicanos, se advierte que pese a que de los 5 a los 14 años la cobertura es universal, no todos logran cubrirla; en tanto que apenas la mitad de los jóvenes de entre 15 a 19 años, logran matricularse en el nivel preparatoria y en el camino, a la universidad llegan apenas el 20 por ciento.
El aumento en la cobertura de educación superior es vital, ya que en tesis del Banco Mundial, mayores niveles de educación tiene una influencia directa en el ingreso que una persona llega a obtener a lo largo de su vida y a su vez una sociedad mejor formada potencia la capacidad innovadora de una economía, acelera el avance de nuevas tecnologías y productos y facilita la divulgación de conocimientos y adopción de nuevas tecnologías desarrolladas por terceros. A través de estos diferentes canales, mayores niveles individuales de capital humano tendrán como resultado niveles superiores de crecimiento económico y desarrollo para el país.
Se entiende pues, que quien tiene acceso a la educación superior y en su caso logra concluirla, tendrá mayor acceso al empleo remunerado acompañado de la seguridad social, no obstante, en la práctica en México, eso no es una regla. La movilidad social no está garantizada con el escalafón del título universitario o estudios de posgrado.
La desigualdad de salarios ha llevado a grandes zanjas sociales, no importa la preparación y a veces ni las aptitudes, lo que más define el futuro de un pequeño mexicano, es el nivel social en el que nacen: a más elevado más oportunidades, a menores los pisos soicales, más difícil mantener el escalafón.
Si el compromiso de López Obrador de generar riqueza para los pobres funciona, entonces habrá mejores y más oportunidades para quienes las proyectan hasta ahora imposibles.
Acta Divina…El virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, prometió cambios profundos para México.
Para advertir…Oportunidades reales para todos quienes se esfuerzan, es lo que los mexicanos quieren.
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