* Habrán de equivocarse, pero que no se amilanen, porque el error de omisión es más caro que el de acción. La regeneración nacional no se dará por ensalmo.
Para Odette, en su aniversario. Porque es mi luz
Gregorio Ortega Molina
Nada peor que darse plazos fatales en política. Esos imponderables que modifican el futuro pudren los destinos de quienes aspiran o aspiraron a transformar un país, a dejar su impronta, a convertirse en líderes de una regeneración nacional que puede, pronto, limitarse a un lifting facial.
Aseguran ya, que en siete meses quedarán las refinerías totalmente actualizadas tecnológicamente, remozadas, pintadas, listas para producir más y mejor que antes. ¿Y Pajaritos, que Antonio del Valle contribuyó a descuidar? ¿Y cómo resolvieron las explosiones en Salamanca? ¿Y el crecimiento de Tula?
Antes de que les creamos en lo que dicen, deben hacer público un reporte actualizado del estado en que se encuentran esas refinerías que, como lázaros de acero, resucitarán en siete meses.
A Alfonso Durazo lo he tratado en tres etapas de su vida profesional como político: cuando estuvo al lado de Luis Donaldo Colosio, como director de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, con Esteban Moctezuma Barragán, y como secretario particular de Vicente Fox, en Los Pinos.
Asegurar que en tres años México estará pacificado es algo más que osado. Por ahí leí la sandez de que mediarán entre las bandas del crimen organizado, para dirimir sus disputas y evitar tanto balazo. Un Contadora interno que legitima la presencia de los malosos y los convierte en interlocutores de la autoridad constitucional. ¿Les suena lógico? ¿Son los propietarios del crimen organizado auténticos poderes fácticos? Aunque así fuera, no puede ni debe reconocerse.
Como cereza del pastel económico, nos aseguran que en cuatro años esta nación dejará de importar gasolinas, cuando en medio está el éxito, o no, de la reforma energética, su revisión y adecuación, o la contrarreforma. Pemex ya tiene socios, las rondas celebradas y pactadas y asignadas han de cumplirse, ¿y quién sabe cuánto de ese petróleo extraído por empresas extranjeras podría estar destinado a las refinerías nacionales?
Hay mucho que bordar para que se cumpla todo lo que ofrecen, lo que me conduce a la relectura de María Zambrano, quien en Persona y democracia dejó anotado: “No siempre se han realizado las empresas históricas queriendo. Pues no siempre es el querer el motor de la acción. Sucede, en realidad, tanto en la vida personal como en la histórica, que sólo en algunos momentos excepcionales la acción responde a un querer. Pues lo propio del hombre es la doble necesidad de una acción, de una parte requerida por las circunstancias, por ese desafío que las circunstancias lanzan constantemente al hombre y al que ha de responder a trueque de aniquilarse. Y de otra parte, por su misma condición interna; aquí reside lo trágico de la condición humana: que el hombre se conoce a sí mismo antes que pensando, actuando, haciendo: sabe después de haber actuado”.
Habrán de equivocarse, pero que no se amilanen, porque el error de omisión es más caro que el de acción. La regeneración nacional no se dará por ensalmo.
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