***Titánica y complicada tarea a resolver en sólo cuatro meses. Su batalla principal, lo negado por sus antecesores: el narcotráfico.
***Once cárteles de la droga se disputan ferozmente la Ciudad de México. Era impostergable el relevo en la SSP de la CDMX
***En un mes en el cargo, cientos de detenidos ante el MP y Juez Cívico. Entre ellos narcomenuderos y el tercero al mando de La Unión Tepito
José SÁNCHEZ LÓPEZ
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de agosto (AlmomentoMX).- Desde que Miguel Ángel Mancera Espinoza llegó a la Jefatura de Gobierno, en 2012, durante 5 años y 3 meses su postura fue la de no aceptar que en el todavía Distrito Federal ya estaba aposentado el crimen organizado, concretamente el narcotráfico; esa misma actitud, por sumisión al mando, tuvieron que admitir sus procuradores y jefes de policía en turno.
En ese tiempo ya era evidente e innegable la presencia de cuatro organizaciones de la delincuencia organizada: Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Los Zetas y el Cártel de Juárez; hoy se habla de al menos 11 cárteles de la droga que se disputan a sangre y fuego el control del territorio.
En el mes marzo de este año, cuando Mancera Espinoza dejó la Jefatura de Gobierno para contender por un cargo de elección popular, fue relevado por José Ramón Amieva Gálvez, que, al igual que su antecesor, en principio adoptó la misma actitud: no hay cárteles de la droga en la Ciudad de México.
Ejecuciones, mantas amenazantes, narcomensajes, descuartizados, decapitados, ajustes de cuentas entre grupos rivales y la captura de capos del narcotráfico de importancia, escondidos en la Ciudad de México, demostrarían lo contrario y harían que Amieva Gálcez depusiera su actitrud y terminara por aceptar que si había presencia del narcotráfico en la ciudad.
Un hecho que confirmaría esa situación, fue el abatimiento de Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, el 20 de julio de 2017, jefe del Cártel de Tláhuac, por miembros de la Marina y del Ejército.
A su muerte, se dio una serie de hechos violentos nunca antes vistos en la ciudad capital, sólo en las zonas fronterizas, como narcobloqueos, quema de vehículos, enfrentamientos con las autoridades con bajas de uno y otro bando, y hasta abiertas manifestaciones de apoyo al “Ojos”, al que el grueso de la población tlahuaquense lo considerabc “su benefactor”.
Se volvió común observar como cientos de mototaxistas (señalados como distribuidores de droga a domicilio), bloqueaban las calles y avenidas con sus unidades e incluso, a través de radios de comunicación, avisaban de la presencia, rutas y movimentos de los convoyes policíacos.
Esa situación, aunada a diversos hechos violentos que se recrudecieron en los últimos meses, terminarían por hacer que el actual jefe de gobierno aceptara abiertamente que sí operaban organizaciones del narcotráfico en la Ciudad de México y que al menos ya se trataba de 11 grupos que pelean entre sí por el control del territorio.
Volviò a hablarse del Cártel Unión Tepito, al que se le señaló no sólo como distrbuidor de droga, sino como un poderoso grupo dedicado a extorsionar lo mismo a comerciantes ambulantes que a propietarios de restaurantes, bares, discotecas, antros e inclusive a escorts extranjeras que deberían pagar 4 mil pesos por “derecho de piso” para dejarlas trabar. Se habla de cuand menos media millar de venezolanas, colombianasy argentinas.
Las invetigaciones revelarían que el negocio les había resultado tan productivo, que surgió otra organización similar, “La U del Betito”, apéndice de la primera, que se convirtió en su principal enemigo para pelearle a sangre y fuego la supremacía y con ello la violencia se agudizó.
Ante lo innegable, el jefe de gobierno capitalino tuvo que recurrir al apoyo de la Federaciòn y a través de trabajos de inteligencia de la Secretaría de Marina, la Defensa Nacional y la Procuradruría General de la República, apoyados por la agencia antidrogas DEA, según oficio sjai/dgaj/02531/2014, se estableció que la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del Valle de México, son disputadas por 11 organizaciones delictivas, dedicadas al narcomenudeo, la extorsión, la trata de personas, tráfico de armas y el secuestro, entre otros ilícitos.
Además de los ya referidos, se mencionan al Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Cártel del Sur, La Empresa, La Nueva Empresa, Cártel de Tlalpan, La Familia Michoacana, Los Zetas y, desde luego, el Cártel Jalisco Nueva Generación, condiderado como el más poderoso y sanguinario.
Pero si bien los trabajos de inteligencia precisaron cuál es la situación, faltana uno de los factores principales; la acción de la policía responsable de la seguridad de la ciudada capital, que a lo largo de al menos tres titular de la Secretaría de Seguridad, uno de ellos interino, habían negado la existencia de cárteles, calificando el fenómeno como “narcomenudeo”, sin admitir que para que se diera éste, tenía que haber, forzosamente, el “narcomayoreo”.
De esa manera fue como sobrevino el cambio del titular de la SSPCDMX y con ello comenzó a cambiar, en pocos días, la percepción del jefe de la policía capitalina en cuanto a la presencia y el combate de las organizaciones criminales en la Ciudad de México.
Desde el 14 de julio había renunciado el licenciado Hiram Almeida Estrada “por motivos personales” y por segunda ocasión uno de los elementos señalados como el más corrupto durante más de cuatro décadas, volvió a quedar como encargado del despacho: Luis Rosales Gamboa, que nuevamente esperaba ser confirmado como titular.
Pero no fue así, el 18 de julio se consumó el relevó de Almeida Estrada. Su sucesor fue el ingenero naval Raymundo Collins Flores, cuyos estudios concluyó en la Escuela Naútica Mercante y al día siguiente, su designación fue confirmada por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Su nombramientio causó escozor entre algunos sectores, principalmente en organicaciones defensoras de los derechos humanos, las que señalaron que su profesión no tiene relación alguna con la seguridad, pero su paso por la Procuraduría General de la República y por la misma Secretaría de Seguridad Pública, donde ocupó el cargo de subsecretario, han dejado muestras de todo lo contrario.
Al tomar posesión, Collins Flores pidió a los mandos policiacos trabajar con honestidad, rectitud y con pleno respeto a los derechos humanos para ganarse y recuprera la confianza de la ciudadanía, “no vamos a permitir que haya jefes corruptos, que haya una delincuencia desbordada y que los responsables de garantizar la seguridad, reporten que todo está bien, que no pasa nada cuando todo está mal”.
A los 20 días de estar al frente de la dependencia y como resultado del trabajo de colaboraciòn e intercambio de información con las autoridades federales, el miércoles 7 de agosto se consumó la captura de Roberto Moyado Esparza, alis “El Betito”; líder de La Unión Tepito. Su aprehensión la llevó a cabo la Policía Federal de la Comisión Nacional de Seguridad.
“El Betito” había logrado eludir a la policía durante algún tiempoi, para lo cual se sometiò a intervenciones quirúrgicas, se injertó pelo, se puso a diete, se dejó crecer la barba y no se escondía en el barrio bravo, sino en fastuosas residencias de Polanco o Jardines de Pedregal, pero el trabajo conjunto de las policías permitió ubicarlo y detenerlo sin hacer un sólo disparo.
Antes de la detención de Moyado Esparza y durante los días subsecuentes, la SSPCDMX, dio buena cuenta de la detención de cientos de narcomenuderos, entre ellos el presunto homicida de un narcotraficante rival, lo mismo que delincuentes comunes.
Respecto a la detenciòn de vendedores de droga, fueron aprehendidas diversas personas que vendían mariguana y cocaína en paletas o caramelos, lo mismo que el de un sujeto que llevaba repleto de mariguana un tanque de gas.
Comenzaba a verse el trabajo de un verdadero policía de carrera y no de recomendados que habían llegado al cargo para que aprendieran a ser policías.
Tres días después de la detención del “Betito”, policías uniformados capturaron a Mauricio Peralta Ahuatzi, alias “E Ahuatl”, tercero al mando de la misma organización, encargado de la venta de droga y extorsiones a propietarios de restaurantes, bares y antros de la Condesa, Narvarte y de zonas aledañas.
En lo referente a recuperar la confianza de la ciudadanía, destaca el caso de un abogado que por un incidente de tránsito (se impactó con su vehículo contra la parte trasera de una patrulla), fue asesinado por lo tripulantes de la patrulla MX-724-M1, cuando el infractor se dio a la fuga mientras esperaban el arribo de la aseguradora.
Cuando el tripulante del auto Homda-Fit huyó del lugar del accidente, fue perseguido por lo uniformados quienes reportaron que al llegar al cruce de Apatlaco y Baja California, el auto volcó y como consecuencia murió uno de los ocupantes.
Al llegar peritos de la procuraduría capitalina, constataron que si había una persona muerta, pero no a consecuencia de la violcadura sino de un impacto de bala en la cabeza, por lo que hicieron su reporte correspondiente.
Cabe destacar que anteriormente, era común el cobijo al personal policíaco que resultara involucrado en algún hecho, aun si fuera ilícito; difícilmente se podía ubicar, detener y menos proceder contra el o los presuntos, pese a que su responsabilidad resultara evidente.
En el caso que nos ocupa, el ingeniero Collins giró instrucciones inmediatas al director ejecutivo regional en Iztacalco para que actuara en consecuencia y de esa manera, los tripulantes de las patrullas MX-702-N1 y MX-724-N1, fueron puestos a disposición del Ministerio Público respectivo, a fin de deslindar responsabilidades.
El ingeniero Collins dejó en claro que si bien la SSP brinda todo su apoyo a sus policías, cuando éstos actúen con justesa y dentro del marco del derecho, no pueden tolerar injusticias y si se comprueba que los elementos actuaron de manera ilegal, reciirán el castigo que merezcan, porque la ciudadanía no puede estar inerme ante elementoas que no se ajustan a la ley.
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