CIUDAD DE MÉXICO, 31 de agosto (AlmomentoMX).- En el Valle de México hay una mezcla de factores “muy importantes” que sólo se dan en esta región del país; por ello, “hay espacio aéreo sólo para un aeropuerto”, aseguró María Larriva, asesora en asuntos de aviación y especialista en control de tráfico aéreo.
En entrevista con A21, la experta destacó que, debido a su elevación y orografía, la configuración del Valle de México convierte sus cielos en un laberinto para la aeronavegabilidad: una barrera de cordilleras donde la zona norte es la única puerta de entrada y salida.
“Ese espacio en este momento está saturado de tráfico sólo con la operación del actual aeropuerto. Hablar de poner otro (el Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, AISL) ahí en medio es muy complicado”, advirtió Larriva.
Larriva conoce como pocos el espacio aéreo en el que operan los aviones que entran y salen del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), pues fue la primera controladora de tráfico aéreo y cuenta con más de tres décadas de experiencia. Por ello cree que la actual terminal y el AISL simplemente no son compatibles para operar simultáneamente.
Explicó que el espacio aéreo que un avión requiere no sólo implica la posición en el aire que ocupa por sí mismo, sino cierta área para aproximarse, otra para aterrizar y frenar, y otra más que se requiere en caso de que la aproximación sea fallida y la aeronave deba volver al aire.
“Lo que sucede es que el avión que se vaya al aire en el AICM interferirá con el de Santa Lucía y al revés. No hay suficiente espacio aéreo para manejar dos aeropuertos”, aseguró la controladora de tráfico aéreo.
Como una agravante adicional, la zona de entrada al AICM registra condiciones climatológicas adversas –al menos cuatro meses al año– que limitan aún más la capacidad de aproximación.
“Este mal clima siempre está en el mismo lugar, que es en donde inicia la aproximación: en San Mateo. Entonces, no hay manera de separar los flujos de aviones arriba”, reiteró.
En San Mateo se ubica una importante radioayuda (VOR por sus siglas en inglés), que básicamente consiste de una antena que envía una señal de alta frecuencia que guía a las aeronaves para seguir una ruta preestablecida. En el caso del AICM, muchos vuelos se dirigen directamente al VOR de San Mateo (SMO) desde muchas direcciones, principalmente a través de vectores de radar.
Embudo San Mateo
“No se compara con la operación militar de Santa Lucía (un avión por hora), al cual se separa del tráfico y se lleva a donde va. Pero es un avión, no hablamos de 60 aviones por hora en el AICM y otros 60 en Santa Lucía, que es lo que se están ilusionando que ocurrirá”, indicó Larriva.
Agregó que, con base en su experiencia, la operación simultánea de ambos aeropuertos únicamente sería posible reduciendo la capacidad de ambos a la mitad, lo que no resolvería el problema de saturación que afecta al AICM.
¿Por qué sí al NAICM?
La especialista apuntó que al menos hay tres argumentos que respaldan que continuar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) es deseable sobre la alternativa del AISL.
Estos tendrían que ver con: mejores condiciones de desarrollo económico por el aumento del tráfico aéreo y de mercancías (con proyección para los siguientes 50 años); conectividad garantizada y un horizonte de crecimiento del NAICM como un gran hub regional; y por último, pero no menos importante, con escenarios de seguridad aérea.
“Simplemente no hay espacio ni abajo, ni arriba, ni para que se desmantele una base militar eficiente como Santa Lucía para construir un mal aeropuerto, que es lo mismo que pasó en Toluca, en Vallarta o en Tuxtla Gutiérrez, porque los gobernantes se empecinan en construir en donde les gusta y no en donde es aeronáuticamente viable”, concluyó.
AM.MX/fm
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