Claudia Rodríguez
Tan esperado fue lo que algunos llamaron Sexto y último Informe del Presidente Enrique Peña Nieto, que era difícil conocer con días de antelación, la hora del acto en Palacio Nacional, presentado ayer lunes 3 de septiembre.
Como cada año, con diferentes formatos, Peña Nieto lo que ha presentado a la sociedad mexicana, no han sido Informes del Estado que Guarda la Nación como lo marca el artículo 69 de la Constitución Política de México; sino simples mensajes mediáticos.
Tales presentaciones ha estado aderezadas de un gran número de spots, que parecen no tener número finito y que se replican incansablemente en las distintas cadenas de Televisión, estaciones de Radio, medios impresos; que tienen la finalidad no siempre alcanzada, de dar a conocer los resultados del trabajo de los órganos de la Administración Pública Federal y del propio mandatario de México.
Pero aun así, lo invito amable lector, a retar a cualquiera de sus familiares y conocidos a citar el contenido en sustancia, al menos de uno de estos spots ahora unipersonales del Poder Ejecutivo.
La verdad es que una vez más, el dinero público ha sido invertido en cantidades millonarias para un lucimiento del Presidente de la Federación, que en realidad poco importan al grueso de los mexicanos.
No obstante las deudas del presente Gobierno mexicano para con el pueblo, muchos hemos decidido ya dar la vuelta a la página en materia de tareas gubernamentales y esperar sólo se haga justicia.
Ya los ojos de todos los mexicanos, están en la figura de Andrés Manuel López Obrador y de los legisladores de Morena que arrasaron en las urnas, arrancando a los votantes más de la mitad de las preferencias, y eso en efecto, es el balance indiscutible que hemos realizado los mexicanos en mayoría, de la actuación de este Gobierno.
Lo dijo muy bien el diputado Mario Delgado de Morena, en la sesión de apertura del Congreso General del pasado primero de septiembre: los mexicanos hicimos ya nuestro balance de este Gobierno el pasado primero de julio, dejando al partido del Presidente Peña, en un nada honroso tercer lugar de preferencia ciudadana.
Venir a defender las Reformas estructurales, señalar que se cumplieron el 95 por ciento de los compromisos –cuando están los que señalan que apenas se alcanzó la mitad de los mismos—, admitir la responsabilidad de los gasolinazos y de que la visita fu apresurada, que la “Casa Blanca” afectó la credibilidad de su Gobierno y más; no revierte el deplorable estado en el que Peña deja su Administración.
Decir que es reto del ahora Presidente electo, resolver la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, tampoco lo deja bien parado cuando esto sucedió en su Gobierno y crearon un mundo de mentiras y enredos.
En fin se va Peña Nieto, y parece que quienes más extrañarán que no esté más como Jefe del Ejecutivo Federal, será su familia y amigos. Pues claro que extrañarán las prebendas.
Acta Divina… Presidente Enrique Peña Nieto sabe que en definitiva, no se va a dedicar a la política.
Para advertir… Mal haría aunque lo invitarán. Es pésimo ejecutor.
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