* Resultó urgente anunciar el proyecto, como parecerá inaplazable iniciar los trabajos, por el eminente riesgo de que se unan guerrilla y barones de la droga, con el único propósito de mantener abiertas las rutas hacia el centro de México, que ya es zona de consumo, y hacia Estados Unidos, su mercado garantizado
Gregorio Ortega Molina
La globalización, el TLC y tres mil kilómetros de frontera con Estados Unidos exigen sacrificios, cuotas e inversión. El tren maya no es una ocurrencia del caletre de AMLO, quizá es el cumplimiento de los acuerdos bilaterales con el Imperio para garantizar su geoseguridad.
¿Hace cuántos años que Chiapas en particular, y el sureste en general, es un pozo que consume enormes cantidades de dinero fiscal con escasos resultados? ¿Cuál fue el saldo del programa IMSS-COPLAMAR en esa zona? ¿Hace cuántos años le mataban a los integrantes de los rondines militares al general Miguel Ángel Godínez? ¿Con Acteal cesó la matanza, o hay episodios menores y mayores de muertes violentas y de desplazados, tanto por el neozapatismo como por el narcotráfico? ¿Y el tráfico de migrantes?
El tren maya modificará el rostro del sureste y, mientras se construye, se convertirá en garantía de seguridad pública y nacional, por la limpieza que los trabajos demanden, aunque no necesariamente se convertirá en salvoconducto para explotar la zona y degradarla como se ha hecho con los manglares en Cancún y su entorno.
Resultó urgente anunciar el proyecto, como parecerá inaplazable iniciar los trabajos, por el eminente riesgo de que se unan guerrilla y barones de la droga, con el único propósito de mantener abiertas las rutas hacia el centro de México, que ya es zona de consumo, y hacia Estados Unidos, su mercado garantizado. No podemos cerrar los ojos a este fenómeno, porque si la guerrilla no está totalmente articulada en el territorio nacional, debe evitarse que eso ocurra, y el vehículo de su articulación puede ser el narcotráfico.
Convertir en negocio el tren maya es otro asunto, porque no debe limitarse a ser un polo de atracción turística, sino que también debe ser útil como vehículo comercial en el transporte de carga, para lo que han de habilitarse puertos de altura en las terminales que se asienten junto al mar, con costos menores al tránsito por el Canal de Panamá. ¿Se puede?
El asunto de lo que ocurre en el sureste no es nuevo, data, al menos, de la época en que B. Traven escribió Puente en la selva y La rebelión de los colgados. La riqueza natural de lo zona fue motivo de atracción para la codicia y los esclavistas. Todavía, como lo reclamó hace casi cinco lustros el subcomandante Marcos, allí se muere de enfermedades curables o de alcoholismo, o se matan por quítame estas pajas. Algo de lo que ocurre debemos agradecerlo a la infiltración y labor debilitadora del Instituto Lingüístico de Verano.
La propuesta del tren maya nos da la verdadera dimensión de los compromisos internacionales que AMLO deberá estar dispuesto a asumir y a cumplir puntualmente, porque en ello pone en juego su nicho en la historia patria y su sepultura junto a Hidalgo, Juárez y Cárdenas y Madero, lo demás le resultará irrelevante.
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