Lo mismo de siempre porque cuando en el campus universitario de CU, o en las escuelas fuera del mismo, suceden hechos bochornosos como los del pasado lunes frente a la Torre de Rectoría, en los que se ven involucrados los grupos porriles, las autoridades universitarias siempre salen con la misma cantaleta, vamos a presentar una denuncia ante el Ministerio Público, denuncia que nunca tiene resultados.
Jamás desde que tengo conocimiento de la actuación de esos grupos de choque, la Rectoría de la UNAM se ha preocupado por denunciar a la mano que muévela cuna, sí quienes pagan a esos grupos a los autores intelectuales de las agresiones a los auténticos universitarios.
En el siglo pasado, allá por finales de los 50 los grupos porriles que actuaban en las escuelas de la UNAM eran financiados desde Palacio Nacional, sí desde la misma sede del poder político en México. Desde la oficina del todopoderoso secretario particular del presidente Adolfo López Mateos, el michoacano Humberto Romero salían las talegas que eran entregadas a oscuros personajes que luego pagaban a los dirigentes de esos grupos, que siempre eran los más picudos para el porrón.
En el Movimiento Estudiantil de 1966 que culminó con la caída del rector Ignacio Chávez, el eminente cardiólogo mexicano, los grupos porriles de las prepas se habilitaron para romper la huelga, lo que no lograron y por cierto un porro que venía de la Prepa 5, Nelson Murat Kasabh se le veía por el rumbo de las “Islas” garrote en mano agrediendo a los huelguistas de la Facultad de Derecho.
En la rectoría de Chávez, durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz los porros eran controlados desde la Federación Universitaria de Sociedades de Alumnos al frente de la cual se encontraba Fernando Roque Villanueva, hermano de quien usted está pensando. También había control desde el Cuerpo de Vigilancia al frente del cual estuvieron Mario Sánchez y Hugo Araiza.
Con Guillermo Soberón, en la Torre de Rectoría de Ciudad Universitaria, el porrismo tomó un nuevo aire y el patrocinio salía desde las oficinas del secretario general, en aquel entonces, Valentín Molina Piñera y otras oficinas de la UNAM, como Servicios Sociales.
En la UNAM, en el Instituto Politécnico Nacional y en muchas universidades de provincia, los grupos porriles siempre se han movido con patrocinios algunos muy localizados, otros que actúan en los sótanos de las instituciones de educación superior.
Sin embargo lo que sucedió el lunes pasado no se puede desligar de ese rumor que existe en el sentido de que hay interés de algunos grupos que temen ser enjuiciados por el nuevo gobierno de dejar chillando a la víbora.
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Que en el Senado hay enfrentamiento entre dos morenistas prominentes, el presidente de la Cámara Martí Batres y el coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, el primero quiere dar línea a sus correligionarios, pero eso le corresponde al zacatecano. ¿No creen que es muy pronto para estos espectáculos legislativos? Por cierto como el hombre nuevo que también toma… como en aquel chiste, la Cuarta Transformación también negocia en lo oscurito, o hace las mismas porquerías que tanto le criticaron al PRI. Lo que hicieron con el caso del Güerito chiapaneco sienta un mal precedente para la naciente legislatura. Este Güerito que salió más transa que muchos de los lagartos del priismo, si su padre, Manuel Velasco Siles y su abuelo Manuel Velasco Suárez vivieran se volverían a morir.
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@HctorMoctezuma1