MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
En alusión a las “voluntarias, democráticas y patriotas” incorporaciones de legisladores verdes y petistas a la bancada del partido de Andrés Manuel López Obrador, Yeidckol Polevnsky aduce que, lo que ocurre, es que “todos quieren estar en Morena porque Morena es lo de hoy”. ¡Sopas!
Es un exceso verbal de la señora Polevnsky, una frase que evidencia el simplismo con el que se pretende maquillar a estos acuerdos políticos que abundan en la historia patria. Y, por supuesto, nadie se puede llamar sorprendido ni santiguarse por este tipo de sacrilegios en las ligas mayores, éstas en las que es usual pactar con el supuesto enemigo jurado.
En la paráfrasis del cardenal Manlio Fabio Beltrones, que suele oficiar a la diestra del poder, quien sufra de espantos, que no salga a la calle. Y es que, esto de negociar sumas y restas en las bancadas parlamentarias, no es nuevo. El mismo PRI ha sufrido este tipo de “voluntarias” incorporaciones en el Congreso de la Unión, en sus bancadas.
Lo nuevo, si se le puede considerar nuevo, en la naciente LXIV Legislatura federal, es que el ¿partido? Movimiento de Regeneración Nacional se alzó como alba organización política vacunada contra esas prácticas del prianismo que tanto combatió y descalificó e hizo cera y pabilo, en voz de los personajes más representativos de Morena y cercanísimos al licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente electo que parece en campaña.
¿Por qué negociar y pactar con el contrincante? Bueno, de acuerdo con las nuevas prácticas que se anuncian como praxis elemental del próximo sexenio, no hay enemigos políticos, puro amor y paz; perdón y amnistía política. Y no se trata necesariamente de eminencias del crimen organizado ni del narco. No, son próceres de la política partidista que han entrado en la fase de negociación para sumarse con el que tiene la sartén por el mango.
Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado, también Martí Batres, han aclarado que Morena no avasallará en el Congreso de la Unión, que se irán por la vía de la negociación y los acuerdos. Amor y paz legislativa, casi como hermanas de la caridad dispuestas al ayuno para dar el bocado a los más necesitados, al hambriento.
Pero, vaya, ese también es un exceso verbal de la trinca legislativa que se encamina a operar con una mayoría absoluta que, en los casos requeridos, no tendrá obstáculos para convertirse en mayoría calificada, cuando de votar reformas constitucionales se trate.
¿Y cómo se logra esa mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los integrantes de la Legislatura? No es con pláticas de orientación o de historia patria como se convence a unos legisladores de sumarse a una bancada ajena, en aras del bien de México. No, los acuerdos son de largo alcance y, como dicen los clásicos, de gran calado, porque serán parte de esa bancada que operará dictámenes a modo y siempre en apego con lo requerido por el Presidente de la República. ¿Alguien se acuerda del Pacto por México?
Y para el efecto, Morena está en la línea de controlar, con-tro-lar, los órganos legislativos que dictan órdenes y operan los dineros.
Por eso la importancia de que cinco diputados federales del Partido Verde Ecologista de México, disciplinados con los más altos reclamos de la patria, decidieron cambiar apoyos hacia los infantes por su incorporación a la bancada de Morena.
En serio, ¿Francisco Elizondo, Nayeli Fernández, Humberto Pedrero, Erika Uribe y Ana Patricia Peralta, procedieron convencidos de que Morena los necesitaba? Sí, por supuesto, la bancada morenista requería de estos legisladores para construir su mayoría absoluta en la LXIV Legislatura.
Porque con ello, amén de tener el control político, tendrá el de los dineros en el Comité de Administración, el mismo que, con el nombre de Junta de Apoyo Administrativo, en su momento desapareció el entonces presidente de la Junta de Coordinación Política, Martí Batres, en la LVIII Legislatura, para evitar que se hurgara en el gasto destinado a la remodelación del Edificio E, del Palacio Legislativo de San Lázaro, que de 23 millones de pesos presupuestados inicialmente, se elevó a más de 120 millones de pesos.
¿Hermanas de la caridad? ¿Acuerdos en aras del bien común y en beneficio de México? ¡Qué bárbaros! Siguen con la idea de vendernos espejitos con esto de la construcción de la IV República que suena bien, como discurso y oferta de campaña, pero en los hechos iniciará salpicada de más de lo mismo.
Veamos. Apenas iniciaba la reunión de López Obrador con legisladores de Morena, la tarde de ayer, cuando Mario Delgado ya había asumido la Junta de Coordinación Política, que presidirá durante los próximos tres años, pero en este primer año legislativo lo hará junto con otro morenista, Porfirio Muñoz Ledo, en la presidencia de la Mesa Directiva.
¿Se vale? ¡Claro que se vale! Por eso, en un acuerdo con la bancada del PVEM, que requirió de apoyo para aprobar la licencia de Manuel Velasco senador, para asumir la gubernatura sustituta del gobernador con licencia Manuel Velasco, en Chiapas –¡vaya galimatías!–, el verde aportó cinco de sus 16 miembros para hacer la mayoría absoluta de Morena. Y, luego, el Partido del Trabajo le aportó otros cuatro patriotas legisladores.
Hubo inconformidad entre los coordinadores de la oposición panista, perredista y priista. Pero las diferencias se dirimieron sin raspones y todos, todos, firmaron el acuerdo de integración de las bancadas.
Reginaldo Sandoval Flores, coordinador de la bancada del PT, pretextó “acuerdos de unidad legislativa”, para sumar a cuatro de sus pares a la causa de Morena.
Y el coordinador de los diputados del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Arturo Escobar y Vega, reconoció que hubo negociación con Morena para traspasar cinco diputados a la bancada que coordina Mario Delgado Carrillo, para lograr la mayoría absoluta.
¡Ah!, pero dijo que fue a cambio de impulsar un programa de apoyo a niños con cáncer. Con este partido todo puede pasar; ha perdido el rubor…
¿Por qué cedieron el Verde y el PT? ¿Porqu son patriotas y piensan en el bien de México? ¿Morena no quiere avasallar?
Los gritos de “¡Morena!, ¡Morena!”, y “Es un honor estar con López Obrador”, en tres sesiones (una constitutiva, otra de instalación y la más ordinaria) no entrañan humildad política, mucho menos respeto al que piensa diferente ni una postura tolerante. Ya veremos a la hora de votar temas torales, como el que se avecina con el paquete económico de 2019. Si tiene plumas de pato y camina como pato, es un canijo pato. Conste.
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