Por Mouris Salloum George*
Desde Filomeno Mata 8
Las elecciones legislativas de noviembre en los Estados Unidos serán decisivas para saber de qué lado se inclinarán los regímenes de América Latina, ya perfilados desde 2016 hacia la derecha en al menos los tres importantes países del ABC de la región: Argentina, Brasil y Chile.
En el péndulo se mece México después de los resultados del pasado 1 de julio.
El fiel de la balanza lo opera la Casa Blanca: Si el Partido Republicano vence en noviembre, desde El Capitolio y algunos estados que están en la lid electoral, tácitamente quedará asegurado un segundo mandato para Donald Trump, de lo que sigue la consolidación de su orientación populista-fascista.
México, al son que le toca Washington
Por lo que se ha visto en el tránsito verano-otoño y aún antes de las elecciones presidenciales, el gobierno mexicano se ha movido al son que le toca Washington en diversas asignaturas, particularmente en el arreglo bilateral en materia de libre comercio, del que resultó un galimatías proteccionista.
El punto, sin embargo, es que Enrique Peña Nieto ha cedido la conducción de su Política Exterior hacia el sur hemisférico conforme los designios de la Casa Blanca.
El capítulo más notable -por vergonzoso-, es el apoyo a las tentaciones golpistas de la oposición en Venezuela. En ese mismo carril, se ha alineado con los gobiernos autócratas de Argentina y, más recientemente, el de Colombia.
Primer trofeo a la ultraderecha brasileña
El episodio culminante, es el de Brasil, donde el gobierno de Dilma Rousseff, fue derrocado por un golpe de factura parlamentaria en el que México se mostró omiso.
México ha guardado también un ominoso silencio ante el montaje judicial para impedir que el líder nato del Partido del Trabajo, Lula da Silva, participara en las elecciones presidenciales de ayer.
La torva y turbia operación tuvo ayer un primer resultado: El candidato populista de ultraderecha Jair Balsonaro, militar en activo desde la dictadura castrense que gobernó Brasil prácticamente desde 1964-1985, se alzó en la primera vuelta con una ventaja de por lo menos 17 puntos porcentuales de la votación.
Basonaro es de esta calaña: Siendo diputado, expectoró frente a otra legisladora: No te violo, nomás porque no lo mereces.
El candidato de las izquierdas trabajadoras, suplente de Lula, Fernando Haddad quedó en segundo sitio con un 29.5 por ciento, difícil de remontar en las dos semanas preparatorias de la segunda vuelta.
Sólo un pacto de salvación nacional al que se sumaran otros dos candidatos, Ciro Gomes y Geraldo Alckmin (con 17.26 por ciento entre ambos), haría posible por lo menos un empate técnico, poco confiable por lo demás, ya que los árbitros electorales actúan como chalanes del presidente golpista Michele Temer, que ha apelado a la coacción militar para aplacar a las oposiciones.
La cuestión que queda prendida en alfileres son las tentativas de integración latinoamericana frente a Washington, particularmente en materia económica, dinamitadas por los nuevos gobiernos derechistas de la región, encabezados por el triángulo ABC.
Desde esa perspectiva absolutamente realista, la sentencia que amenaza al nuevo gobierno de la República mexicano es, cabresteas o te ahorcas. No es tremendismo. Es la lógica retórica de la Casa Blanca. Al tiempo.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.