Desde Filomeno Mata 8
Mouris Salloum George*
Por esa vocación tan mexicana, el oficio más socorrido es poner la carreta delante de los bueyes.
En esa subcultura rezagante, la otra máxima es, el que venga atrás que arríe. Así suele ocurrir en el gobierno a cada cambio de guardia en el poder.
El servicio público federal carga con dos pesados fardos: 1) El descomunal gasto corriente, que deja sin recursos a la inversión productiva, y 2) En la burocracia se incuba el huevo de la serpiente de la corrupción.
Nos parece que, si vivimos en un Estado fallido y se pretende la cuarta transformación de la República, el reto más apremiante es acometer de inmediato la reforma del gobierno.
En estas semanas hemos escuchado que, entre las iniciativas enunciadas, si bien un tanto tangencial, está la de reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
El tema nos parece capital porque, entre los objetos de esa reforma, está de por medio la Seguridad Nacional, consustancial de la Soberanía Nacional, hoy tan ultrajada.
Nos referimos al punto concreto de la desaparición del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), sin determinarse aún concretamente a qué otra instancia se confiarán las tareas de Inteligencia, misión de ese ente.
No es mala idea ese propósito: Durante las presidencias de Fox y Calderón, el Cisen quedó a sometido de los designios y fines de la Iniciativa Mérida.
Si fueron tres mil millones de dólares o más los que se recibieron a cambio, nos parece poco si el costo es seguir entregando la voluntad soberana en el manejo de la Seguridad Pública.
El orden de prioridades del próximo gobierno es, desde luego, facultad del jefe del Ejecutivo, pero es obvio que la barbarie criminal que impera en el país hace que la política de Seguridad Publica sea reto impostergable.
Si por ahí empieza la reforma de la Administración Publica, vale hacer votos porque la ministra en retiro de la Suprema Corte, Olga Sánchez Cordero, futura secretaria de Gobernación, tenga un amplio margen de acción para fijar el rumbo de la cuarta transformación, comenzando precisamente por la reforma del Gobierno en su núcleo vital: El de la soberanía nacional.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.