Quienes han reaccionado coléricos por la suspensión de las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, se olvidan de que en el sexenio pasado también se suspendió la construcción de la refinería en Tula Hidalgo, la misma que Felipe Calderón prometió en su campaña y para la cual se compraron terrenos que costaron más de mil quinientos millones de pesos, además de la construcción de una barda perimetral para que al final salieran con el dijo mi mamá que siempre no.
Tal parece que los mexicanos nos tenemos que acostumbrar al derroche producto de la ineficiencia de nuestros gobernantes que “planean” obras, las inician y después resulta que no tenían ninguna viabilidad como la terminal aérea cuya construcción estaba en marcha en el Lago de Texcoco, una zona imposible para la operación del aterrizaje de los grandes aviones de pasajeros y carga que llegan y salen de la capital del país.
En cualquier otro país del mundo Felipe Calderón Hinojosa estaría en la cárcel y Enrique Peña Nieto esperando turno para pasar unas largas vacaciones en el centro recreativo de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, ¿no cree usted?
En los próximos días habrá más información, pero por ahora, para algunos especialistas queda claro que construir el Aeropuerto en la zona del Lago de Texcoco hubiera significado una derrama cercana a los 500 mil mil millones de pesos, más de 300 mil millones de pesos de lo presupuestado, además de los gastos de mantenimiento que generaría una vez que entrara en operación. Y todavía hay quienes se atreven a decir que la decisión, con la consulta o sin ella, de Andrés Manuel López Obrador de cancelar esa obra fue el “Error de Octubre”.
Y todavía hubo quienes pronosticaron que el dólar se iría hasta las nubes y habría caos en los mercados, nada de esos sucedió, ¿por qué? Porque el error fue haber autorizado una obra que no tenía viabilidad y ahora resulta que López Obrador le hizo un gran favor a Peña Nieto al frenarla.
Tengan su refinería. Tengan su Aeropuerto, pero eso sí los mexcumpicanos tendremos que cargar con los gastos producto de las ineficiencias de estos señores. Y todavía querían pensión, que poca…
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El 30 de noviembre concluye el periodo de dos años para el que fue electo como gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, el mismo que prometió que en menos de 100 disminuiría la violencia que le dejó el ahora huésped del Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Javier Duarte de Ochoa, ¿pero que sucedió? Que la situación en tierras veracruzanas está peor que como la dejó Javidu. Lo que sucedió la semana pasada en Orizaba en donde fueron asesinados dos hermanos, un maestro y un odontólogo, no tiene nombre señor Yunes. ¿Y asì quería dejar a su hijo en la silla del Palacio de Gobierno de Xalapa?…Señor José Ramón Amieva antes de que se cumplan estos últimos 25 días de la chamba que le dejó Mancerita, le recomiendo darse una vuelta por el periférico a la altura de San Antonio.
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HctorMoctezuma1