Lilia Arellano
“La libertad sin orden es la muerte de toda organización social.”: Hjalmar Horace Greeeley Schacht
• Pasos firmes rumbo al Estado de Derecho
• Entrada en vigor del “Decreto del orden”
• Los que se van siguen empeñando al país
• Policías ponen en jaque a Q.Roo y al EM
Noviembre 5, 2018.- La imposición del orden se hace indispensable cuando el gobierno federal a punto de retirarse, ha dejado un tiradero en casi todos los sectores de la vida nacional. Mucho se distrae a la opinión pública con un tema como el del NAIM y su cancelación. Las reuniones y los acuerdos a los cuales se llegue en este tema son predecibles, tanto como el regreso a la tranquilidad de “inquietos empresarios”, preocupados, como sabemos, por garantizar la protección de sus capitales. Sólo que el futuro próximo les anuncia cambios y la mayoría de ellos, sino es que la totalidad, tendrán nada más y nada menos que un respaldo ignorado, el de la ciudadanía. El decreto con el cual se inicia la transformación anunciada contiene los artículos suficientes para garantizar una óptima operación de la función pública.
Las diferencias existentes entre los que se despiden y los que llegan son muy claras. Para los primeros sigue siendo prioritario salvaguardar las fortunas acumuladas y para ello contar, inclusive, con respaldos de empresas comunicadoras, esto sin menoscabo de seguir haciendo negocios y dejar comprometidos muchos renglones, sobre todo los referentes a las obras. Enmarcaron de esta forma la ampliación a las concesiones de las dos cadenas televisoras favorecidas permanentemente con la entrega de multimillonarios recursos. Se apresuraron a contratar de manera directa a un par de constructores a quienes les entregaron 118 obras carreteras a sabiendas de no verlas inauguradas y de tener, quienes llegan, la obligación de supervisar desde su contratación hasta los recursos económicos ya entregados cuya suma supera los 250 millones de pesos.
Quienes se aproximan a tomar el gobierno inician con determinaciones legales con las cuales poder sustentar las denuncias que deban presentarse a fin de iniciar el derrumbe de la impunidad y dejar suficientemente claro hasta donde se llegará al detectarse casos en donde la corrupción pone su muy conocido sello. Se detalla pormenorizadamente cada actividad y responsabilidad de las Secretarías, de las dependencias, de las áreas como la Oficialía Mayor cuya transformación es de fondo. Por ejemplo, la Oficina de Presidencia, con la intervención que corresponda de la SEGOB, conducirá la planeación, formulación, coordinación, asesoría, supervisión, regulación y evaluación de la política de comunicación social del Gobierno Federal.
En el caso de la Secretaría de Hacienda y tal como se había anunciado, se convierte en concentradora de las compras sin por ello intervenir en las responsabilidades auditorías y revisiones de la Función Pública. Gobernación solamente contendrá tres subsecretarias y se elimina la responsabilidad de la Seguridad Pública al formarse la Secretaría encargada de darnos esa tranquilidad, de devolvernos, entre otras, la libertad para poder circular por calles y avenidas sin los temores existentes. La transformación del CISEN, lo lleva a la creación de un Centro Nacional de Inteligencia, abandonando el espionaje personal con el cual se caracterizaba en los últimos tiempos.
La Secretaría del Medio Ambiente caminará de la mano de la de Agricultura y Desarrollo Rural, en tanto que Energía se dedicará justamente a lo que le corresponde, a suministrar gas, combustibles, producir energía eléctrica, investigar todo lo concerniente a garantizar la debida dotación para el consumo nacional, como tareas prioritarias. Así, una a una, quedaron descritas las actividades y los cambios correspondientes a cada dependencia. La facultad de las representaciones presidenciales en las entidades se sustenta con argumentos sólidos.
Se garantiza así el inicio de una Cuarta Transformación en donde se privilegia la legalidad y por ende el bienestar ciudadano. Al iniciar el orden desde la casa, mucho se espera puedan ejecutar los gobernadores e inclusive los alcaldes, procedimientos similares a fin de lograr las coordinaciones necesarias, urgentes, en todos y cada uno de los renglones de la vida nacional. Si se actúa con apego a la Ley no pasará mucho tiempo para ver convertido en realidad el Estado de Derecho tantas veces utilizado en los discursos, pero cada vez visto con mayor lejanía.
DE LOS PASILLOS
Ni como busquen ayudarse al hacer del conocimiento de todos los mexicanos, al recorrer la información por todo el país, lo sucedido tanto en el Estado de México como en Quintana Roo, en donde las rebeliones de la policía nada tienen que ver con las acusaciones lanzadas señalando a la mayoría de los integrantes de las corporaciones como elementos ligados a los grupos delictivos, particularmente a los del narcotráfico. Demandan a las autoridades de ambas entidades el mínimo para poder realizar su labor: chalecos, armas, vehículos, uniformes, zapatos, horarios adecuados porque resulta humanamente imposible mantenerse durante 24 horas atentos a una vigilancia seria -de y con fondo-, seguros de vida con los cuales puedan garantizar la existencia familiar sin graves alteraciones económicas en caso de fallecer en el cumplimiento de la labor. Tanto los mexiquenses como los quintanarroenses han visto retirarse a los altos mandos con las alforjas llenas, se van impunemente, sin ningún cargo pese a una responsabilidad no cumplida y dejando tras de si un considerable número de cadáveres y de desaparecidos. Pululan por todos los estados sujetos recontratados pese a sus malos, pésimos antecedentes entre los que se encuentra el incremento de los índices de violencia y criminalidad dejados a su paso por la titularidad de las Secretarías de Seguridad. Volver a salir a empellones de las oficinas de las cuales se es titular, ya debería ser suficiente alerta para quienes hacen esos incomprensibles nombramientos.
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