Joel Hernández Santiago
Nervioso y acorralado, Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos de América, calló a Jim Acosta, reportero de la cadena estadounidense de noticias CNN acreditado en la Casa Blanca. El mandatario estaba furioso. Temblaba. Fuera de sí. Agresivo pero también temeroso de más preguntas duras y, a su estilo, ‘ordenó’ al reportero que se callara luego también le exigió a gritos que dejara el micrófono…
Acosta le había preguntado sobre la caravana de migrantes centroamericanos, contextualizando que ésta se encuentra muy lejana a territorio de Estados Unidos y que por lo mismo no se podía considerar una invasión como había afirmado Trump en un video, para efectos electorales. Aún más furioso, el mandatario le ordenó que guardara silencio, que lo dejara presidir al país y que él –el reportero- debería ir a dirigir su agencia “y si lo hicieras bien, a lo mejor mejorarías el rating”…
El reportero insistió con otra pregunta relativa a las investigaciones que se llevan a cabo respecto de la intervención rusa en las elecciones presidenciales a favor de Trump, todavía más indignado exigía con la mirada a una edecán que le retirara el micrófono al reportero. Esta lo intentó primero, hasta conseguirlo…
Y ya sentado, el reportero fue acusado por Trump de “horrible” de que no debería estar ahí, que no debería estar en CNN; que esta agencia debería sentirse avergonzada por tenerlo ahí… y más, y más, y más, un desahogo extraordinario del presidente de uno de los países más poderosos del mundo haciendo un berrinche escalofriante por lo que significa para el mundo…
Otro reportero, esta vez de NBC intentó apoyar a Acosta. Trump asimismo lo calló. Minutos después del incidente, la cadena informativa CNN emitió un comunicado expresando su repudio a lo ocurrido:
“Los continuos ataques de este presidente a la prensa han ido demasiado lejos. No sólo son peligrosos, son inquietantemente antiamericanos. Si bien el presidente Trump dejó en claro que no respeta a la prensa libre, tiene la obligación desprotegerla. Un prensa libra es vital para la democracia, y estamos detrás de Jim Acosta y sus colegas periodistas en todas partes”
No es la primera vez que ocurre este tipo de confrontaciones del mandatario estadounidense con la prensa de su país. De forma reiterada ha acusado a los medios estadounidenses de emitir Fake News, un calificativo que se ha impuesto en el lenguaje internacional para descalificar a la prensa adversa a gobiernos, con o sin razón.
De la misma manera ha enfrentado a los muy influyentes periódicos como The New York Times, como The Washington Post y más. Estos periódicos han advertido de la confrontación inútil del presidente por hacerlos callar en información que tienen probada y comprobada. Aun así, el mandatario ha insistido en que lo que los medios que le son adversos hacen “Fake news”… El lunes anterior acusó a la prensa de ser “el verdadero Enemigo del Pueblo”.
… Y durante meses ha descalificado información, descalifica a reporteros; en alguna ocasión se mofó de la incapacidad física de un reportero acreditado en la Casa Blanca y con mucha frecuencia se burla de los informadores y sus medios.
Todo esto ha hecho un caldo de cultivo extremadamente peligroso para él mismo, porque los medios estadounidenses de gran calado han mostrado enojo ante estas agresiones y, por lo mismo, han atizado investigaciones periodísticas que exhiben al mandatario. Mientras, Donald J. Trump insiste en que él tiene la razón al confrontar a los “enemigos del pueblo”
Los estadounidenses ven atónitos estas expresiones y estas confrontaciones. Sobre todo porque por mucho tiempo las divergencias entre gobierno y medios se distinguía por el diálogo y la puesta en precisión de la información de gobierno…
Evidentemente Donald J. Trump está nervioso. Extremadamente nervioso. Sobre todo porque los resultados de las elecciones llevadas a cabo el 6 de noviembre pasado, otorgaron la mayoría legislativa en el Senado estadounidense, pero perdió la mayoría legislativa en la Cámara de Representantes, lo que podría hacer que controlaran el presupuesto del Ejecutivo, podrían iniciar investigaciones del tipo fiscal en las empresas de Trump y más…
Trump considera que lo que pasó en las elecciones fue ‘un triunfo personal’. “Un día maravilloso”. Pero los nervios expresados en la confrontación con Jim Acosta, de CNN, el miércoles 7 y las acusaciones de “Prensa enemigo del pueblo” evidencian a un hombre que está preocupado por lo que sigue en su gobierno si tiene a una Cámara de Representantes adversa.
Y más aún, cuando un día después de las elecciones, y el mismo día de la confrontación con CNN, se conoció la renuncia del Fiscal General de los Estados Unidos, Jeff Sessions, inducida por Trump pues consideró que no estuvo a la altura de su defensa en las investigaciones que el FBI lleva a cabo respecto de la trama rusa.
Difícil una relación gobierno-medios cuando la intolerancia, la agresión, descalificación y oprobios verbales toman la palabra para inhibir la libertad de expresión. Esta libertad es intocable, y los periodistas estadounidenses lo saben. Lo saben los periodistas de todo el mundo.
Por esta libertad han luchado por siglos todas las sociedades con aspiración democrática, y ha costado vidas: amenazarla con caprichos, berrinches y nerviosismos personales no llevan a ningún lado y si termina por exhibir esa intolerancia de gobiernos débiles y pusilánimes.
jhsantiago@prodigy.net.mx