Claudia Rodríguez
En un intento de revisión profusa de las leyes fiscales en nuestro país, he caído en la cuenta de que la tributación de impuestos es una verdadera trampa legal para todos aquellos que reciben un ingreso medianamente decoroso o digno.
Aunque no lo creamos, una vez dados de alta ante Hacienda o el Sistema de Administración Tributaria (SAT); se monitorean nuestros movimientos en cuanto a ingresos y egresos, sobre todo a través de nuestros movimientos bancarios: lo que se recibe y lo que se retira.
El seguimiento es sencillo, no se puede gastar más de lo que se recibe. Las discrepancias entre ingresos y erogaciones son una alarma para el fisco, por menor que sea y aunque no se crea, la práctica es enviar una carta invitación para que se paguen lo que el SAT ya calificó como impuestos evadidos.
Pero claro, que dicho “elegante” y epistolar moderno recordatorio digital, no es enviado a las personas morales, sólo a las personas físicas: las más indefensas.
Hay quienes llaman ya el Big Brother, al sistema de recaudación de impuestos, que todo mira, incluso las miserias de los mexicanos, pero igual sus manifestaciones políticas y hasta religiosas.
Existen aliados en este seguimiento, y son por supuesto los bancos quienes avisan al SAT, quiénes han recibido depósitos de más de diez mil o quince mil pesos mensuales, o bien, quiénes con una cuenta en activo, han dejado de recibir entradas bancarias.
Todos aquellos sujetos que reciben la “invitación” a aclarar situaciones de depósitos para el SAT irregulares, deben contestar o manifestarse, de lo contrario el siguiente paso será una auditoría; incluso en un domicilio particular.
Hay transacciones que aun saliendo del presupuesto personal, la autoridad fiscal no las considera como erogaciones, tales como depósitos a cuentas de padres, hijos o cónyuges, o que tal, los pagos a crédito o las transferencias a cuentas propias de ahorro.
El SAT detecta quien se ostenta como persona física o empleado con retención de impuestos y el Estado con todo su aparato, nos tiene ubicados por distintas claves que se entrelazan: la de elector, la CURP y por supuesto, el RFC existente o no.
El pago de impuestos en México, es pues, a través de la extorsión y no del convencimiento frente a un escenario de atención gubernamental.
Nunca está demás saber que el Estado no tiene todos los cabos sueltos frente a sus gobernados. Si de cobrar impuestos se trata hay avances sustantivos.
Acta Divina… Los ingresos tributarios en el sexenio del mandatario Enrique Peña Nieto, crecieron en un 56.9 por ciento, respecto a la Administración del ex presidente Felipe Calderón.
Para advertir… Ya en serio: ¿y los beneficios para cuándo?
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