Sin duda alguna, la exposición “Fuerzas Armadas, Pasión por servir a México” que se encuentra en el Zócalo de la Ciudad de México, ha sido atractiva para visitar por muchos de nosotros, lo constaté.
Es fácil advertir la intención de la Marina y el Ejército mexicanos por limpiar esa imagen temeraria que ante la sociedad se mostró una vez que durante el sexenio del señor Felipe Calderón se emprendió la “guerra contra el crimen organizado”. Sólo baste recordar, las quejas y denuncias ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por acciones de elementos del Ejército.
La exposición en cuestión, es interactiva, por lo que está diseñada para que los marinos y militares entablen comunicación verbal con los visitantes y en algunos casos específicos, hasta experimentar de forma conjunta con los asistentes, algunas de las actividades tácticas de las fuerzas armadas.
Mis hijos cayeron en el embrujo de ver de cerca algunos de los vehículos de tierra, agua y aire de la exposición, y hasta yo misma los abordé y preguntamos ávidos todo lo que queríamos saber; desde uso, capacidad, manufactura y más de cada vehículo. Soldados y marinos respondieron con buena actitud y cordialidad.
Mas hubo un incidente que me dejó más que molesta, preocupada.
En el pabellón de Nuevas Tecnologías iniciamos un recorrido en donde nos explicaron cómo fabricar armas y ojivas, nos permitieron no sólo tocar los trajes del Ejército, sino en mi caso; hasta portar el chaleco táctico que pesa 10 kg. y la camel bag que con mayores beneficios, sustituye a las cantimploras militares. En esa misma carpa, nos detallaron el nuevo sistema de detención vehicular que consiste en una malla con picos y extensible con la finalidad de pinchar las llantas de los automóviles que no respondan al marcaje de un retén militar, e incluso intercambié con el elemento del Ejército ahí encargado, entendidos del origen de la malla, en uso de tres años a la fecha.
Cuando uno de mis hijos, intentó abrir la mirilla de una de las armas de la explosión ya que los tres visitantes que lo antecedían en la fila así mismo lo hicieron, fue manoteado y reprendido verbalmente y a gritos por una mujer soldado que golpeó y dio la espalda de inmediato. Sobra decir el terror que esto provocó en mi hijo y en muchos más que se percataron del incidente. Animé a mi pequeño a posar para la foto y después intenté conversar con la agresora y explicarle la situación, sobre todo su comportamiento hacia el pequeño, pero su actitud soberbia no la dejó escuchar con todo y mi sobre actuada calma.
Me dirigí a sus superiores quienes nos presentaron genuinas disculpas por el mal momento, pero les reiteré que mi preocupación era que de nueva cuenta alguien perdiera la calma, de un lado o del otro.
Y al final algo que iba tan bien para mis hijos, se convirtió en una tarde de terror y sólo por un elemento.
Es igual en la sociedad, un solo atropello, cuenta para todos y se generaliza la sensación de pánico.
Acta Divina… Durante la inauguración de la exposición “Fuerzas Armadas, Pasión por servir a México”, el General Ezequiel Carlos Hernández Mendoza, Subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor de la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena), subrayó que el principal propósito de dicha exposición es “robustecer los lazos de fraternidad y acercamiento de los soldados y marinos con la sociedad”.
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