Desde Filomeno Mata 8
Por Mouris Salloum George*
En Hamlet, el genial iconoclasta Shakespeare percibió que algo huele a podrido en Dinamarca. Algún pretendido corrector de estilo, acaso de buena fe, cambio el sentido de la percepción: No todo está podrido en Dinamarca.
Si es posible ejercer el beneficio de la duda, nos quedamos con la segunda proposición.
Hablamos desde el acosado oficio periodístico y lo hacemos -en consecuencia y con conocimiento de causa- del estado que guardan la Libertad de Expresión y el Derecho a la Información en México.
Contra la salvaje “ley” plata o plomo vigente en México desde hace dos décadas, en las que el segundo metal ha segado la vida de más de un centenar de colegas mexicanos, no somos pocos los que nos negamos a rendir banderas ante la insolencia de los poderes fácticos y aun de los detentadores de los constitucionales.
La heroica resistencia a la represión contra la libre circulación del pensamiento y a la opresión a la que son sometidos quienes luchan por la vigencia de los derechos básicos del hombre, ha sido -dicha resistencia- un factor que, a contrapelo de las incesantes amenazas, ha contribuido al cambio votado por los mexicanos el 1 de julio.
Viva e inmanente la memoria de Don Belisario
En 1953, a iniciativa del presidente don Adolfo Ruiz Cortines el Senado de la República instituyó la Medalla Belisario Domínguez.
Se otorga esa presea a los mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia y virtud en grado eminente con servicios a la Patria y a la humanidad.
(Don Belisario Domínguez fue un médico humanista chiapaneco, por cuya meritoria obra su pueblo lo eligió senador. Después del asesinato de Madero en 1913, se atrevió a formular un Yo acuso contra su asesino, Victoriano Huerta. Fue a su vez asesinado con tal saña que le fue cortada la lengua.)
El Senado neoliberal desnaturalizó el sentido de la distinción y la otorgó a personajes cuya fama pública, según la conseja popular, no les permitiría entrar al reino de los cielos. Primero el camello pasaría por el ojo de la aguja.
Lucha y perseverancia propias de un patriota
Los senadores de la nueva LXIV Legislatura federal han restaurado la vocación original de la Medalla Belisario Domínguez. En su edición 2018 la comisión correspondiente votó por unanimidad acreditarla a don Carlos Payan Verve.
El dictamen respectivo dice: Ha hecho de su vida ejemplo de lucha constante y perseverancia propias de un patriota.
Para decirlo pronto, la trayectoria de don Carlos se condensa en su apasionada defensa de los Derechos Humanos, en su irreductible combate por la Libertad de Expresión, en su amor a la cultura en todas sus manifestaciones, su compromiso político e ideológico, y su vital y solidaria calidad humana.
La suma de sus aportaciones se sintetiza en el diario La Jornada que, a pesar de las acechanzas, sigue navegando con viento de popa hacia los fines que inspiraron su fundación, que no son otros que los de ampliar el arco de libertades por las que han bregado los mexicanos durante dos azarosos siglos, y el permanente reclamo de su pleno y universal ejercicio.
La Belisario Domínguez fue entregada hoy al periodista patriota en reconocimiento, si, a sus méritos individuales, pero, sobre todo, al símbolo que entraña como respuesta a los enemigos del libre pensamiento y del Derecho a la Información. No se requiere decir más.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.