Son incontables las quejas y denuncias de los pagaimpuestos al erario en contra del Sistema de Administración Tributaria (SAT)… pero la mayoría de ellas no procede, no obstante los loables esfuerzos de la Procuraduría de Defensa del Contribuyente. Si usted solicita una devolución de impuestos, por ejemplo, lo más probable es que le inicien una auditoría. Cualquiera de sus cuentas bancarias, además, puede ser intervenida porque se “sospecha” que hay lavado de dinero… así y su saldo apenas rebase los 3 mil pesos.
El SAT del pripanismo fue, sin duda, un instrumento político. Grandes devoluciones a las grandes empresas con las que los jerarcas mantenían buenas relaciones. “Permisos”, incluso, para que eludieran y hasta evadieran al fisco. Todo lo contrario para el cautivo, como usted, como yo, a quien le hincaban el diente, tras presentar las cada vez más complicadas declaraciones mensuales y anuales.
Por eso, le adelanto, el SAT tiende a desaparecer.
A partir de julio 2019 será un órgano de inteligencia fiscal, electrónica, y de ayuda asistencial al contribuyente, pero sin fiscalización presencial, ni facultades para imponer, sancionar, ni establecer facilidades administrativas y fiscales.
Estas facultades serán competencia del órgano que en junio 2019 estará operando y será dependiente de la Secretaría de Economía, bajo la Ley de Fomento a la Confianza Ciudadana, su Reglamento de ley y su Reglamento Interno.
Confianza en el ciudadano, base de la Cuarta Transformación.
¡Qué mejor regalo de Navidad!
¿No cree usted?