FRANCISCO RODRÍGUEZ
La seguridad nacional está en peligro. Han sido demasiados los avisos. Se trata de provocaciones mayúsculas. Pero cuando eso sucede, la Patria vela el sueño y se prenden las alarmas del Estado. Los primeros y graves acontecimientos se están dando ahora. Y hablar de seguridad nacional no sólo es urgente, es lo prioritario para un país que despierta de un letargo.
La complicidad entre el aparato gubernamental y los grupos delincuenciales que ya han causado más muertos que una guerra civil regular en cualquier parte del mundo, está surtiendo los efectos nauseabundos que se diseñaron. Del lado de la inseguridad y la masacre está lo peor de nosotros mismos, los grupos privilegiados.
Es la hora de hablar con toda la verdad, aunque duela. Aunque lastime hacia todos lados. La verdad no altera a un país tanto como el silencio. El jefe del Estado debe decir cómo y exactamente cómo. Hay que atacar al enemigo desde la raíz, y ésta es la principal vulnerabilidad de los entreguistas, de los que han perdido la noción y el equilibrio, en función de sus desatadas ambiciones.
Secan nuestra economía e invierten todo en España
Para empezar, debe informarse al pueblo de México de la escandalosa fuga de capitales que está dejando al país en los huesitos. La sangría de más de 400 mil millones de pesos que los protegidos del sistema anterior están derramando en la economía española, al darse cuenta de que sus valedores ya no pueden proteger sus intereses malsanos.
Los sectores inmobiliarios, industriales y de servicios madrileños, gallegos y catalanes están recibiendo las inversiones de los grupos de Slim, Salinas, Baillères, Larrea, Servitje, Ramírez, González, Sada, Zambrano y toda la pandilla de capitalistas ñoños que hicieron sus fortunas sobre las espaldas del pueblo de México. Hay quienes hablan de la llegada de un billón de pesos más.
Esos 400 mil millones de pesos equivalen a la primera suma de los desfalcos fiscales que el gobiernito de las últimas décadas dejó de cobrarles, más las devoluciones arteras de impuestos que salieron de las arcas, de las deudas externas y de los despilfarros hacendarios de los traidores de la patria.
Hoteles, astilleros, fábricas, restaurantes de lujo, terrenos para el desarrollo de infraestructura, y valores bursátiles españoles se han visto atestados en los últimos meses por el “rediezcubrimiento” de la península con dinero de nuestros impuestos no devengados. La economía nacional ha quedado seca por esos trafiques de capital que deben ser investigados.
Y nos consideran miserables y narcotraficantes
Los españoles con dos dedos de frente se encuentran azorados al revelarse que el origen del capital fresco que hoy los inunda y revitaliza viene de la antigua colonia latinoamericana, a la que se consideraba en Europa un país hundido en la miseria y en el desasosiego del crimen organizado de los estupefacientes.
Igual que el capital del Chapo Guzmán hace veinte años, unos 44 mil millones de euros que el narcotraficante ministró a Jordi Pujol para ser lavado en Cataluña y del que nadie pudo explicarse jamás su origen, mismo que usted y su servidor hemos comentado desde hace muchos años. El origen de los desplantes autonómicos de Barcelona no es otro que esa fortaleza monetaria que tiene acorralado al Estado español.
Gobernantes de 6 sexenios, cómplices de empresarios
Para nosotros, esa es la prueba del retiro de la confianza de los financieros neoyorquinos al establishment salinista, atracomulquista, panista y priísta. Es también la prueba de que han sido vencidos en todos los frentes en los que se han querido enfrentar al nuevo régimen. El capital es un animal miedoso, y cuando vio que estaba perdido su control político emigró como golondrina viajera.
Se fue “a hacer la España”. Allá ha representado el despunte del desarrollo económico, la feria de empleos y bienestar para los peninsulares. Aquí ha sido la tragedia que no se ha podido enfrentar con el brazo de la ley para ponerle un freno al despilfarro y a la exacción cómplice.
La complicidad lo evitó hasta donde pudo. Los gobernantes de los últimos 36 años sirvieron como cómplices y testaferros de los grandes empresarios protegidos. Como es momento de decir la verdad, este delito de lesa humanidad no debe quedar en el silencio, menos en la impunidad. Es momento también de reconocer a los esforzados empresarios que se han quedado a invertir en el país, por su amor a la tierra y al trabajo.
Quedó demostrado todo lo que durante 30 años de oposición valiente se dijo acerca de que el país pertenecía a treinta familias de potentados. Finalmente, los responsables de todos las transas que han sembrado en nuestro territorio el crimen y la corrupción. Los dos males más repudiados por los votantes del primero de julio salen a flote, en el marco de la zozobra y la violencia.
Un hecho que puede resultarnos demasiado caro
Por eso es por lo que no se valen a estas alturas las explicaciones de supuestas conferencias de prensa en el domicilio de las oficinas de seguridad que acaban siendo shows de barandilla, argumentos de ministerios públicos, en las personitas de los secretarios de Seguridad Pública, Gobernación, Comunicaciones y Transportes y el encargado de la PGR, todos cariacontecidos y rebasados.
El helicopterazo poblano en el que perdieron la vida Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa Martha Erika Alonso Hidalgo, la recién electa gobernadora, no beneficia a nadie que no sean las amenazas cumplidas del grupo de narcos en el poder que acaban de ser repudiados en las urnas por el pueblo.
Se ubican en el centro de un hecho que puede costar demasiado caro, demasiada sangre si no existe la información completa y oportuna que esclarezca a los mexicanos a qué se debe esa estrategia del terror, montada con premeditación por los mismos, los complicitados que han perdido el poder de hacer a su antojo lo que quieran con nuestra tierra.
De ninguna manera hay pasar por alto los abusos cometidos por la familia Moreno Valle- Alonso Hidalgo y la corrupción rampante que implantaron en tierra poblana. Ya no es posible ocultarlo. Pero esto, en sí, no justifica de ninguna manera que quiera utilizarse el fatal acontecimiento como amenaza a la seguridad nacional.
Revelemos las verdades para salir de nuestro letargo
El problema sigue siendo la desinformación, el prurito de reservar la verdad bajo el retintín de que el pueblo no está preparado para soportarla. Peores cosas hemos sabido, de peores amenazas nos hemos librado, gracias a reconocer el problema de la complicidad entre la política y el narcotráfico, asesina por donde se le vea. Ya es hora de airearla a los cuatro vientos.
La pandilla que gozó y abusó del poder durante seis sexenios no se resiste a retirarse del escenario y menos lo hará si la avalancha de la opinión pública no la combate y la destruye desde sus cimientos. Pero para eso hace falta la información descarnada de lo que está aconteciendo.
No ha habido un sólo país en el mundo que salga[FR1] de su letargo y de sus marasmos sin revelar las verdades, ocultando sus enfermedades terminales, en el tapujo del temor al pueblo. Es momento de hablar sin temores, pésele a quién le pese.
Y es también momento de aplicar la ley hasta donde tope. Hacer justicia a la luz del día, acariciando el aire fresco de la libertad. Frenar la desintegración de la Patria, contando con el apoyo abrumadoramente mayoritario de que hasta hoy goza el nuevo régimen.
Para eso hay que utilizarlo.
¿No cree usted?
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