Claudia Rodríguez
Con apenas unas semanas en el poder constitucional, muchos intentan hacer creer el fracaso total de la gestión de Andrés Manuel López Obrador. Ni siquiera la mayoría de los seguidores y votantes del presidente morenista, proyectan que su mandato será de puras perfecciones y linduras, si se parte de los escenarios en crisis con los que se recibió el mandato. Lo primero es que como sociedad, nos atrevamos a cruzar las decenas de pantanos que hay que sortear y no quedarnos en las orillas no sólo como observadores, sino hasta protagonizando papeles de víctimas sin acción.
La empresa más visible del actual Gobierno, y hasta de efectos inmediatos entre miles de mexicanos, es la del ataque frontal a la actividad ya bautizada como huachicol desde hace años, en el mismo sexenio de Enrique Peña Nieto, en donde tuvo su mayor auge; es justo la base de partida para el enfrentamiento entre quienes entregarían y entregaron su sufragio a López Obrador, y entre quienes rotundamente se lo negaron. Hay acciones y declaraciones que encierran el deseo vertiente de muchas voces, que a cada paso de López Obrador, este fracase.
Muchos olvidan la situación pre electoral, en dónde incluso antilopezobradoristas entendían el momento político social de “ya no se resiste más” con el modelo neoliberal pripanista en práctica, y la posibilidad no agotada de vías alternas a la democrática, si López Obrador no obtenía la mayoría de votos, y a más, se le reconocían.
La rijosidad por el poder en la que se avivan las fuerzas sociales, ha llevado a pueblos no sólo a su declive, sino incluso a su desintegración. Lo cual en el México moderno es casi impensable, pero sí la posibilidad de agudizar más y más nuestros escenarios críticos.
En los últimos meses nos hemos visto envueltos en diatribas y afrentas propinadas entre familiares, amigos, compañeros; lo cual es tan peligroso como la misma llama que existía hace unos meses, si se continuaba por la misma vía de gobierno.
Aún estamos a tiempo de reconciliarnos, de ser fraternales, de respetarnos, de criticar o defender las acciones de Gobierno, pero no de ofender a los que apoyan o no al mismo.
Somos nosotros los que podemos construir acuerdos sólo con la acción y el ejemplo diario.
Nos hace falta reencontrarnos como sociedad y ese sí debe ser, un camino fácil.
Acta Divina… “Léanlo bien, chairos”: Javier Lozano.
Para advertir… Sí hay coincidencias, seguro que sí.
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