- Ahora podemos intuir por qué el PIB mexicano sólo crece al dos por ciento. Viene inversión extranjera, pero la de casa huye de su país.
Gregorio Ortega Molina
La endogamia produce malformaciones en todos los ámbitos, y éstas son tan violentas y profundas cuando son sociales y económicas, que corregir es prácticamente imposible. De allí la necesidad de la transición, de la reforma del Estado, pero insisten en la macrocefalia, al momento de un anticipado o supuesto colapso del neoliberalismo.
El modelo político de gobierno que padecemos está herido de muerte, y en ese tránsito el jefe del Estado (desde el sexenio 2006) cree disponer del andamiaje que construyeron Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, para restablecer la presidencia imperial. No comprenden que lo que se fue… no regresa.
AMLO no desea aceptar que a él -dada la postración del sistema político- le corresponde administrar los santos óleos e iniciar la transición para sentar las bases de la IV República, encaminar a México al presidencialismo parlamentario. Todos pagaremos no enmendar la crisis que se viene arrastrando desde 1988, a Salinas le correspondí administrar un país ya diagnosticado.
Se ha perdido la confianza jurídica y financiera en México, principalmente por los propios mexicanos, porque saben de qué pie cojean nuestros administradores públicos. El país es un exportador de capital.
Para comprenderlo en toda su dimensión, sugiero la lectura del reportaje de Ignacio Fariza y María Fernández, publicado durante la última semana de diciembre en El País.
Entiendo que el dinero no reconoce patria alguna, que la seguridad impone una diversificación a lugares donde los analistas financieros sugieren a los inversionistas para hacer crecer, todavía más, sus fortunas. Son insaciables, pero desconocen la munificencia. La entrada del reportaje nos facilita la comprensión del mundo en que vivimos:
“Un impecable Ferrari espera a su dueño a las puertas del hotel Villa Magna en la tarde fría del miércoles pasado en Madrid. El exclusivo complejo situado en el paseo de la Castellana acaba de cambiar de manos por un precio récord: 210 millones de euros por sus 150 habitaciones (a razón de 1,4 millones por cada estancia). Los nuevos propietarios son los accionistas de RLH Properties (de BK Partners), empresa cotizada en la Bolsa de México y presidida por un ex directivo de Goldman Sachs, Allen Sanginés. Por el recibidor del hotel pasea discretamente el presidente del comité ejecutivo del grupo, Jerónimo Bremer, otro mexicano curtido en el banco de inversión estadounidense que habla cinco idiomas. Es la última operación conocida de un grupo mexicano en España y viene a confirmar el creciente interés que el país tiene para sus inversores”.
Ahora podemos intuir por qué el PIB mexicano sólo crece al dos por ciento. Viene inversión extranjera, pero la de casa huye de su país.
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@OrtegaGregorio